El NO, una oposición popular

EL SÍ Y EL NO ENTRE LA PROPAGANDA Y LA REALIDAD

En la perspectiva del próximo referendo por la re-re-re, el oficialismo espera convencer al elector a votar por el SÍ haciendo propaganda de sus logros económicos: el incremento de las reservas internacionales (15.000 millones de $us), la disminución de la pobreza del 38% al 15%, el incremento de la inversión pública de 600 millones de Sus a 6.000 millones de $us, el segundo lugar en crecimiento económico en América Latina, estabilidad política, los bonos Juancito Pinto, Juana Azurduy, el bono dignidad, soberanía económica, etc. (EMA, 6/11/2015).

La propaganda construye los hechos a su manera, se refiere a ellos con nociones verosímiles, es un ejercicio fenomenológico que insiste en lo inmediato, intenta convencer de la verdad de sus propias construcciones. Las estadísticas se aprovechan de cifras y porcentajes como si se tratasen de datos objetivos e inapelables, sin considerar que las generalizaciones son incapaces de recuperar el contenido de los hechos que siempre podrán ser reconstruidos por quien las percibe. En la contrastación entre la significación que destaca un discurso propagandístico y la significación reconstruida es posible el descubrimiento de una significación que ya no coincide con el contenido de la propaganda.

Aquellas verdades estadísticas no son más que medias verdades reales, en cuanto no reconocen que el Gobierno solo cosechó la siembra de los anteriores gobiernos y que no usó eficazmente los enormes recursos frescos provenientes de la exportación del gas y los minerales para crear mayores oportunidades de empleo formal para la población, ignora deliberadamente que el crecimiento económico se diluye en el déficit fiscal que para la presente gestión se ha estimado en 4% del PIB, y que las cifras del PIB per cápita ocultan la asimetría de ingresos que existe entre una élite de ricos y una masa de pobres que no han mejorado sustancialmente sus condiciones de vida (una de cuyas consecuencias es la explosión de la violencia), que los bonos son pequeños paliativos asistenciales y no parte de un mecanismo redistributivo eficaz y sostenible.

Tardíamente la élite de poder ha tomado conciencia de la importancia de las inversiones, lanzándose desesperadamente a la caza de inversionistas en el mundo capitalista, cuyos primeros resultados no son francamente halagüeños; excepto la promesa china en la que Bolivia entra a formar parte de la estrategia geopolítica de aquel poder emergente. Pero el mayor olvido del discurso oficial es la sustitución del marco normativo e institucional democrático por la voluntad de una élite partidaria desconectada de las aspiraciones del movimiento indígena y popular.

La oposición con presencia parlamentaria solo atina a justificar el voto por el NO como la defensa de la democracia abstracta, una democracia que nos retrotrae a un pasado en la que los partidos tradicionales administraban un sistema político cerrado de desigualdad, propio del colonialismo interno, razón por la que la defensa de la democracia abstracta no es creíble ni compromete al elector que aún espera el cambio.

Las virtudes del cambio oficial que la propaganda se empeña en posicionar en el imaginario colectivo y el cambio real serán dirimidas por la percepción del elector, decidiendo, no solo el futuro de la re-re-re, sino también emitiendo un juicio sobre la gestión gubernamental en curso.

El triunfo del SÍ será una legitimación ansiada por EMA, pero cada vez más difícil de sobrellevar con las arcas fiscales vacías, para la que ha demostrado no estar preparado. El triunfo del NO tendrá la fuerza suficiente para modificar el tablero político, presionando a la unidad de todos los sectores sociales interesados en salvar el proceso de descolonización, consolidando las conquistas logradas y profundizando las reformas necesarias del colonialismo interno.