¿Inminente quiebra de la mina Huanuni?

La más importante mina del Estado, Huanuni, está en estado de quiebra, tras dos años de trabajar a pérdida y con la perspectiva de que se agrave la caída del precio de los minerales y aumente la indisciplina entre los 3.979 obreros que la tienen en actividad, según su gerente, Samuel Orosco.

Huanuni perdió desde enero de este año más de 4 millones de dólares y sus gastos para cubrir su planilla provienen de pagos que hace la fundición Vinto, empresa que también se encuentra en dificultades por fallas técnicas y menores ingresos por los precios en descenso de los minerales, en particular el “metal del diablo”.

Ese dramático estado de Huanuni se refleja también en la baja de producción, ya que en vez de producir al mes 800 toneladas de estaño, está produciendo menos de 600. Es más, agravando ese estado de cosas, entre los obreros reina la indisciplina y no se puede racionalizar los sueldos y salarios, lo cual significa mantener los altos costos de operación que se traducirían en que la producción de la libra de estaño pasaría de los 8 dólares, mientras el precio de este metal no llega a 7.

Otro problema central que no puede resolver la estatal Huanuni es el alto número de obreros, de los cuales gran parte no realiza labores de producción y opera fuera de mina. Es más, sus salarios son muy elevados y no es posible rebajarlos. Numerosos obreros que trabajan en interior mina ganan entre 25.000 y 30.000 bolivianos, mientras los que trabajan fuera de mina ganan algo más de 3.000 bolivianos al mes. El promedio que ganan los obreros es de 18.000 en mina y de 8.500 fuera de ella. El total de salarios que se paga al mes pasa de los 6 millones de dólares.

A esa pésima administración estatal se suma la actividad de los jukeadores, que hurtan entre 50 y 80 toneladas de estaño, lo que significa para la empresa la pérdida entre 600.000 y 800.000 dólares al mes, problema imposible de resolver “ni con un ejército”.

Tan grave estado de cosas, que trata de ser cambiado, muestra algunos avances técnicos, que requieren todavía inversiones y tiempo y, ante todo, la comprensión de los obreros y, en síntesis, bajar costos de operaciones y rebajar los precios de los contratos en 20 por ciento, por lo menos.

Si no fuese por los pagos que hace Vinto, sería difícil cumplir con los salarios y si esa fundición no paga sus deudas, Huanuni tendría que cerrar operaciones. Esa crítica situación no permitirá que este año se pague el primer aguinaldo y menos el segundo. Algunas fórmulas de solución de la crisis de esta mina están en práctica, pero requieren inversiones y tiempo y no hay perspectiva de elevación de los precios de los minerales. La más aguda es que los obreros se oponen a medidas salariales, cuya aplicación podría salvar Huanuni, así como su propia seguridad laboral, según el ingeniero Samuel Orosco, gerente de esa empresa.