Clima de convivencia pacífica

“Cuidadito que, en caso de provocación, Chile tiene la capacidad de duplicar, triplicar o cuadruplicar este número de 5.500 efectivos militares”, señala, posiblemente, el mensaje subliminal que nos ha enviado el “Huracán 2015”, que permitió al vecino demostrar su poderío bélico, hace poco.

Empero los pueblos tanto de Bolivia como de Chile, ajenos a ese propósito castrense intimidatorio, se relacionan en un clima de convivencia pacífica, cuya manifestación ratifica los signos de amistad, los mensajes de confianza y los rumbos de confraternidad, por la paz continental.

En este marco los súbditos chilenos, chef, artistas, profesionales e inclusive empresarios, se pasean por todo lo largo y ancho del territorio patrio, sin restricción. La demanda marítima boliviana no ha sido un óbice para que ellos busquen el intercambio de inquietudes o hayan tratado de sellar el encuentro fraterno con nuestros compatriotas.

Prueba de ello es que se realizó, recientemente, el III Festival Gastronómico Chileno, en un céntrico hotel de nuestra ciudad. La presencia del cónsul trasandino, Milenko Skoknic, realzó el evento.

Los ciudadanos bolivianos circulan también libremente por la capital y otras ciudades chilenas sin ser objetos de hostigamiento, de discriminación y menos de menosprecio, por la población chilena.

Por lo visto los pueblos de ambos países, en conflicto desde 1879, cultivan amistad, intercambian conocimientos y coinciden en la perspectiva de construir un futuro llevadero, lejos de las intimidaciones, en el marco de los tiempos de cambio que se imponen. Se hermanan, pues, pese que existe un problema histórico, por medio, pendiente de solución y que lastima la dignidad nacional. Y de ello está consciente el pueblo chileno en su conjunto.

Ojalá este espíritu amistoso contribuya a sensibilizar a las autoridades chilenas, en particular, para que asuman soluciones, adecuadas e históricas, al centenario encierro geográfico boliviano, lo antes posible, es decir sin esperar los resultados de la Corte Internacional de Justicia, con sede en La Haya.

Los tiempos actuales se imponen inspirados en la justicia y la equidad o sea al margen de toda actitud de fuerza. Pues abren las puertas, de par en par, al diálogo, al entendimiento y la confraternidad. Y no son partidarios de la amenaza y la demostración del poderío militar sino que alimentan la construcción de un mundo mejor, con integración, particularmente.

Que la casta dominante chilena no intente destruir este clima de convivencia pacífica que conjunciona a los pueblos de Bolivia y Chile en la búsqueda de tiempos mejores. Y que este entendimiento popular marque las pautas para futuras acciones tendentes a superar el centenario conflicto que tiene sus orígenes en el Siglo XIX.

En suma: los pueblos de Bolivia y Chile deben empeñarse por profundizar sus inquietudes de aproximación pensando siempre en la tranquilidad regional.