Atentados contra el intelecto

Tomando las aseveraciones de Antonio Gramsci, “todos los hombres son intelectuales” y de Aristóteles, “el hombre es un animal político”, podemos concluir que todo intelectual es a su vez político, o viceversa. Pero en este artículo puedo argumentar que dicha aseveración es un sofisma, negando la posible integración y ratificando la dicotomía natural entre lo intelectual y lo político. De aquí nace otra falacia, el intelectual jugando a ser político en busca de poder y el político a ser intelectual en busca de legitimar su praxis. Categóricamente, No existe el intelectual político o el político intelectual (desde un punto de vista filosófico, este sofisma es una antinomia onto epistémica).

Desde la fundación del Estado Plurinacional, se ha impuesto la costumbre de llamar intelectual a cualquier individuo político del oficialismo u oposición que hable bonito, así nada importante diga, o que muestre por allí un diploma con cualquier mención, obtenido legal o ilegalmente. En el caso de nuestros gobernantes, todos se creen inteligentes, pero tienen alergia a la educación, en especial a la universitaria, como lo demostraron en diferentes oportunidades. Sin embargo, no se sabe cómo tramitan y cuánto les cuesta económicamente hacerse nombrar doctores honoris causa, en instituciones educativas afines a la revolución.

El político plurinacional para ser intelectual mínimamente debe conocer las diferentes cualidades de la personalidad que constituyen premisas para la ejecución de una actividad exitosa. Resumiendo, las competencias de la actividad intelectual son: comprensión verbal, velocidad perceptual, razonamiento inductivo, razonamiento deductivo, aptitud numérica, visualización espacial y memoria.

Las habilidades descritas y otras forman parte de un test para medir el coeficiente intelectual de cualquier persona que se precie de “político intelectual”. El panorama en esta circunstancia, para nuestros gobernantes, sus colaboradores y en especial para los de la Conalcam, es sombrío, si tan solo analizamos que, en muchos de los casos, estos personajes no saben leer ni escribir; no tienen percepción de lo verdadero y lo falso. Todos los problemas para los gobernantes se hallan en las exigencias de las organizaciones sociales, que “gobiernan el Estado”, y deben ser resueltos a la brevedad posible y a como dé lugar.

Su velocidad y precisión numérica es sorprendente, razón por la que la bonanza económica no claudicará ante cualquier atentado del capitalismo neoliberal. En cuanto al razonamiento deductivo, ellos infieren que si se tiene mucho dinero, se debe conseguir más y más recursos económicos mediante créditos internacionales o nacionales, hasta perder la memoria de cuánto se debe y quién es acreedor. En el campo de la visualización espacial se llevan la flor, pues nos han hecho soñar con la Suiza del Siglo XXI; tenemos un satélite que nadie sabe dónde se halla; los teleféricos tienen un costo espacial; el despilfarro en el programa Evo cumple se halla por las nubes.

Para que todo el mundo conozca las habilidades de los gobernantes nacionales, recientemente hicieron una gira internacional con el fin de concretar y cobrar todos los “negocios” pendientes y aquellos que están en la agenda hasta el 2025. Todo ello a costa de su propia cabeza.

Según mi criterio, el intelectual boliviano se da cuenta que hay tres mundos en nuestra historia universal. El primero es aquél que superó la estupidez humana (países desarrollados). El mundo en el que no habiendo conciencia de la naturaleza humana, reina la estupidez, su consecuencia es el subdesarrollo (América Latina con excepciones). Y el tercero es el mundo donde prima la estupidez intelectual, similar al Estado plurinacional boliviano, que desarrolló el totalitarismo y está poniendo al mundo al borde del colapso Siglo XXI, que en su “contrato social” estableció que el denominado pacto social le otorga al grupo político gobernante “poder absoluto” sobre todos los órganos del Estado y lo denominó “soberanía”.

Seguidamente planteó que lo que dominara la voluntad general representará el bien común y consiguientemente se creará a un hombre nuevo que tendrá conciencia socialista… Podemos concluir que la demagogia que lleva a los políticos al poder es avalada siempre por la estupidez intelectual, que es la racionalización de la compasión por los pobres, que en nuestro medio se denomina el romanticismo político que soporta chantaje, corrupción, contrabando, narcotráfico y, por último, la impunidad a los delincuentes. Como dice Hanna Arendt: “Cuando se viola los derechos individuales en nombre de la compasión, desaparecen la libertad y la justicia”.

El atentado contra nuestro intelecto se lo percibe cuando el Gobierno, con los poderes que posee, especialmente económicos, induce al Rector, a algunas autoridades de la Universidad Mayor de San Andrés y otros, “especialistas en medicina, físicos y agricultores en el campo nuclear”, a pregonar en varios medios de comunicación, en concomitancia con los entrevistadores, que con el Centro de Investigación Nuclear el pueblo vivirá mejor y más seguro, sin salud ni educación, hasta el 2025, después, nadie sabe…

El autor es docente universitario.

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