La propaganda es uno de los medios que se utiliza para infundir en la opinión política, y en este tiempo ha resultado toda una especialización denominada “marketing”, aplicada en el comercio, para la venta de productos y hasta para posicionar la imagen de un individuo en el colectivo social, pero donde esta actividad adquiere relevancia, es en la política.
Los gobiernos como administradores del Estado están conformados por un grupo de individuos que ejercen el poder, a través del aparato administrativo del Estado y son producto de la opinión pública que se expresó a través del voto ciudadano, en la consulta a éste para conformar el gobierno y sus órganos.
El gobierno en su permanencia en el poder político del Estado, requiere del apoyo o conformidad con sus políticas del pueblo mayoritariamente, es decir el respaldo popular, y para mantener ese respaldo, echa mano de la propaganda. Al respecto, Jaime Céspedes Toro en su libro: “La toma del poder, política y propaganda”, al desentrañar los contenidos y conceptos que hacen a la formación de la opinión pública, dice de la propaganda: “una técnica amoral, capaz de ser usada con la misma eficiencia a favor o en contra de algo, para bien o para mal. Usa de aliada a la censura, llenando los vacíos creados por ésta con versiones adecuadas a su objetivo. Aprovecha la inquietud social, para facilitar sus fines. La exageración es el ingrediente con el que la propaganda da sabor a la verdad. La propaganda puede violar conciencias con una cobertura seductora de frases”.
En especial los regímenes de gobierno autoritarios y de corte hegemónico tienen en la propaganda, un medio eficaz para adormecer la conciencia ciudadana y cívica, en las cuestiones de interés de la sociedad. Incluso en el régimen del “nacional socialismo” de Hitler, se tenía un Ministro de Propaganda, el señor José Goebbels, que con la utilización de este medio -la propaganda- convenció a la mayoría del culto pueblo alemán, de las supuestas virtudes del régimen nazi, y de la guerra, con el argumento de la superioridad racial alemana y su grandeza, aun cuando las tropas bolcheviques estaban en las puertas de Berlín, consiguió movilizar a niños y ancianos para defender el régimen. Este hábil propagandista solía decir: “miente, miente, que de tanto mentir, la mentira se hará verdad”.
Siguiendo a Céspedes Toro, éste dice que la propaganda tiene como propósito lograr la aceptación, no la reflexión, debe ser presentada de tal manera que se la pueda absorber velozmente sin necesidad de “digestión”. De esta definición podemos inferir que la propaganda enceguece la razón, estimulando los sentimientos por sobre la razón, de tal manera que los destinatarios de ésta, vuelquen sus emociones contra los males y los enemigos construidos por la propaganda, como es el caso de los judíos en la Alemania de Hitler, o el capitalismo e imperialismo en los regímenes socialistas comunistas.
Los sucesos suelen disfrazarse, de tal manera que los fracasos se los pinta como éxitos, las derrotas como victorias, los males como beneficios.
Las técnicas de la propaganda se han refinado de tal manera que utilizando recursos de la moderna sicología, se manda mensajes ocultos en imágenes y frases, de tal suerte que los receptores van construyendo un imperio o conjunto de ideas que los llevan a actuar erróneamente, como fue el caso de la persecución y exterminio de los judíos por el régimen nazi, pues la propaganda había establecido como supuesta verdad, que los judíos eran los causantes de los males de Alemania y en consecuencia, por el bien de ésta, había que exterminarlos.
En este tiempo, los fundamentalistas islámicos apuntan a liquidar a la cultura cristiana occidental, mediante el terrorismo y la violencia, pues esta cultura sería la causante de todos los males de la sociedad, por el exceso de libertades o liberalidades, reñidas con las creencias filosóficas religiosas de la interpretación que le dan al Islam, los fundamentalistas.
Los regímenes basados en la propaganda gastan millones en su emisión, con la sola finalidad de defender el poder que tienen y conservarlo.
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