Daniel Scioli era el candidato ganador, según las encuestas, para las elecciones del 25 de octubre pasado, y no ganó con suficiente holgura porque Mauricio Macri lo ha obligado al balotaje. Hoy todas las encuestas dan como ganador a Macri y se palpita un triunfo del candidato opositor que desterrará al populismo kirchnerista, creemos que para siempre. Esperemos que esta vez las encuestas sean ciertas al no existir el propósito ni el deber de beneficiar al poderoso, como suele ocurrir con mucha frecuencia. Pero, bien hechas o no, se respira un cambio en Argentina. Y se lo respira a pleno pulmón.
Al margen de que el cambio político significará un necesario golpe de timón en medio del caos, que es lo principal para los argentinos, a muchos bolivianos el acceso de Mauricio Macri a la Casa Rosada nos producirá un torrente de frescor y de optimismo que es necesario. Cientos de miles son los compatriotas que estábamos frustrados con reelecciones en Venezuela, reelecciones en Nicaragua, en Ecuador, y por cierto en Argentina, donde un pretendido tercer mandato de la señora Cristina de Kirchner abortó en el Congreso. Además de que estamos hasta el gorro con la gerontocrática dictadura castrista. Naturalmente que el intento de una tercera reelección en Bolivia (cuarto mandato) es algo escandaloso contra lo que se está luchando a brazo partido. Prorrogar a un mal presidente, con un peor entorno, hasta que alcance 20 años en el Gobierno, es una barbaridad inconcebible.
Estamos entonces ante una situación decisiva en la Argentina, pero que incumbe a varias naciones del área, cuyos mandatarios se cobijan bajo el ala del Foro de San Pablo. Es de imaginar el desagrado y malestar que un triunfo de Mauricio Macri producirá en Maduro, Correa, Ortega, Castro y otros, entre los que se encuentra S.E. que se las jugó de la manera más primitiva y menos diplomática en unas inesperadas declaraciones que realizó, nada menos que desde París, al periódico bonaerense Página 12.
S.E. se identificó a tal extremo con Scioli y el kirchnerismo que al comentar el resultado de las elecciones del 25 de octubre que llevaron al balotaje, dijo: “No podía creer que casi perdemos, yo estaba seguro de que se iba a ganar por más, pero ahora tenemos desquite, la segunda vuelta donde esperamos que gane Scioli”. ¿“Casi perdemos”? ¿“Tenemos desquite”? ¿Qué le ha sucedido a S.E.? ¿Y si hoy ganara Macri, de lo que nadie duda a estas alturas? Porque imaginamos que S.E. le enviará un mensaje de felicitación al nuevo mandatario o le hará una llamada telefónica. Y seguramente que deberá asistir a la transmisión del mando presidencial. Claro que su semblante no será el mejor, ni el de Macri tampoco, porque S.E. afirmó, en la misma entrevista con Página 12, que “habrá conflictos si Macri gana en Argentina”. ¿Pero es posible semejante intromisión? ¿Justo él que dice defender la soberanía de los pueblos?
Como Macri es una persona educada y como pensará más en Argentina que en él mismo, seguramente que será cortés con S.E., lo que no significa que se haya quedado callado ante los dislates provenientes desde París. Macri dijo: “No estoy a favor de las re re-reelecciones, como Bolivia, porque la renovación permite fortalecer las instituciones”. Más claro, el agua. Pero, además, antes se dirigió mediante una carta abierta a Maduro, reclamando contra la violación de los derechos humanos en ese país y por la libración de los presos políticos, como Leopoldo López. Esto de Venezuela significará un segundo sacudón a los populistas, cuando la oposición gane en los comicios parlamentarios del próximo 6 de diciembre, siempre que el fraude no sea tan desvergonzado como en la anterior elección.
Ha dicho Macri que a los países del Mercosur que amenacen romper el orden democrático, se les debería aplicar el Protocolo de Ushuaia, que determina la suspensión plena en el Organismo. El “golpe parlamentario” del 2012 contra Lugo, significó que Paraguay fuera puesto al margen del Mercosur sin ningún miramiento. No hay motivo para que Venezuela o cualquier otro miembro del grupo no corra la misma suerte si viola el sistema de derecho.
Nuevos vientos vienen desde el sur y se vislumbra el final de los socialistas del Siglo XXI que no han provocado sino corrupción y miseria en sus países. Poco a poco irán cayendo los caudillismos insensatos que se han encumbrado torpemente aprovechando de un maravilloso momento económico que los benefició. Ahora deberán prepararse para rendir cuentas de sus dispendios ante la justicia. En cuanto a las cosas que afirmó S.E. en París, debemos decir que la opinión del Gobierno de Bolivia no es la opinión de los bolivianos.
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