El informe: “Privilegios que niegan los derechos” de OXFAM (ONG internacional) dice que 200 millones de pobres en Suramérica, en tiempos de bonanza, por la abulia de sus gobiernos “debilitaron” la salud y educación. La salud en Bolivia, según el Blomberg con datos de las NNUU, BM, OMS, ocupa el puesto 93 de 145 países, calificado –por ello- como la peor salud de América del Sur. Es decir, estos dos servicios que “protegen” a los bolivianos de los “contracciones” económicas, durante 10 años de bonanza fueron “devaluados”.
En vez de ello, se ha privilegiado un “maridaje” con el empresariado y la banca. Sera por ello que Noam Chomsky desestima el caudillismo aconsejando: “devolver el protagonismo al pueblo”, pero los jerarcas del Estado más bien alardean por sus “errores” con métodos -de la ciencia política- fascista y estalinista eximiendo alternativas (de cambio estructural).
Sobre uno de los mayores problemas, dice Ernest Renán: “éstos no son capaces de vivir en paz con sí mismos, el auto-atormentar su alma cuando ven a un vecino en mejores condiciones, cuando ven que otro ha cumplido sus metas, cuando ven que otro es más fuerte que ellos mismos, demuestran los peores problemas de la humanidad, que radican en el racismo, la discriminación, el egoísmo, los celos. Actúan como unos completos fracasados, llenan su ser de odios injustificados e incoherentes”, como cuando el caudillo antiimperialista -sabedor del 4,5% de crecimiento económico- y como resucitando a Keynes, viaja a EEUU y Europa buscando inversión. Max diría, por las contradicciones (ideológicas) corporativas del Estado partido.
Karl Marx describió en su celebérrima obra “El Capital” de 1867, cinco leyes inherentes al capitalismo, cuya raíz es el conflicto y que “confunde” al Gobierno. Por ello, sin rubor los socialistas incurren en genuflexión ante las leyes capitalistas: 1) la ley de acumulación, que hace que el “empresario” obtenga más plusvalía (explotación del trabajador). Por ejemplo, los recursos del IDH (logrado por la lucha popular) sirven para “adornar” la reprogramación de contratos o lo que llaman “nacionalización” de los hidrocarburos. Se empecinan en el doble aguinaldo que favorece al 30% de trabajadores y genera devaluaciones de facto para beneficio del burgués: pequeño; mediano y grande, ¿acaso por el incremento de precios permanente no incrementan su capital? Por ello, eso de la imposibilidad de pago es una verdad de Perogrullo.
2) La ley de la concentración del capital en bancos, ¿cuántos bancos había en 2006 con respecto al 2015? ¿Que Francia abrirá en Bolivia su “Banco de Desarrollo” es casual? 3) La ley del creciente ejército industrial de reserva. Marx se refiere a los desempleados que en tiempos “socialistas” se incrementaron por el DS 21.060 neoliberal, ¿alguien puede negar ello? 4) La ley de la miseria del trabajador advertida en la creciente brecha entre pobres y ricos, ¿estadísticas para qué?, si las pruebas están ahí. 5) La ley de las crisis, que Marx la advierte en los ciclos económicos: bonanza y depresión. Por ello, Evo Morales “forzó” un desarrollismo intrascendente aparentando un desarrollo.
Entonces, estas genuflexiones no son casuales, su objeto es “fortalecer” alguna –otra- burguesía emergente, lo cual no es malo per se. Lo prioritario, antes de hablar de re-re-reelección (tienen 4 años para ello), es asumir a Chomsky y devolver al pueblo aunque sea salud y educación, que los “protejan” de la agudización de la pobreza, de la ya en puerta contracción económica.
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