Con la llegada de la vacación, los niños dedican su tiempo a la actividad que más les gusta: el juego. Este recurso bien aprovechado puede ser de mucha utilidad para que los padres despierten el interés de sus hijos en actividades lúdicas destinadas a fortalecer lo aprendido en matemáticas, lectura o escritura.
“Cada niño es único y por esta razón se debe partir de sus propios intereses. Ver cuáles son sus fortalezas y debilidades en las diferentes áreas. Por ejemplo: algunos niños disfrutan de la actividad física, en cambio otros son más intelectuales porque les gusta pensar o construir, y a una gran mayoría les motiva las nuevas tecnologías”, dijo la psicóloga especializada en educación Cristina Arze.
La especialista considera que el aprendizaje se da cuando el niño está motivado para hacerlo, lo que en muchas ocasiones no sucede en el colegio, porque el alumno lo ve como una obligación. Sin embargo, el cerebro funciona de manera diferente y más abierta en situaciones en las que el pequeño recibe estimulación.
“El éxito del aprendizaje consiste en que las personas que están enseñando al niño lo motiven para realizar determinadas actividades a través del juego, por ejemplo para fortalecer el área numérica en suma o resta, inventar un juego de compra y venta de productos, donde se fabriquen precios y se utilice billetes de alasita para hacer las transacciones”, aseguró Arze.
Arze también sugirió como actividad lúdica el cambio de roles. Por ejemplo, el padre de convierte en el alumno y el alumno en el profesor, así el progenitor tendrá una idea de cuánto conocimiento adquirió el niño y que áreas del conocimiento deben ser fortalecidas.
“El despertar el interés del niño depende mucho de su edad, algunos se intesan por autos otros por los dinosaurios, o tal vez la construcción sea su elección. Por ejemplo: si se desea estimular la escritura en un niño que le gusten los autos se podría elaborar un tríptico sobre las diferentes marcas y las características específicas de los vehículos”, dijo Arze.
LECTURA Y ESCRITURA
La psicóloga sugiere buscar historias acorde con la edad de cada niño, en especial lecturas que despierten su interés, porque esto los motiva a comenzar y terminar su lectura. Existen colecciones para cada edad, en las que no solo se decodifica letras, sino que se genera una historia mental con imágenes propias.
“Una excelente alternativa es leerles cuentos cuando son pequeños y no tienen fluidez lectora, para generar una historia mental con imágenes propias que van asociando a su mundo mágico. En primero, segundo o tercero hacer lecturas compartidas con los padres para evitar la monotonía y despertar el interés por la lectura”, aseguró Arze.
La especialista sugirió para estimular la escritura no recurrir a los eternos cuadernos de caligrafía y hacerles repetir hojas de hojas, sino más bien incluir su aprendizaje en actividades cotidianas como dictarles la lista para hacer las compras del mercado, llenar las tarjetas que se entregarán en Navidad y las cartas a Papanoel.
“Yo creo que lo más importante que los padres pueden hacer por sus hijos es dedicarles tiempo en las vacaciones y no dejarlos que pasen mucho tiempo solos. Se pueden programar actividades que no sean muy costosas como un picnic en una plaza cerca o una pijama en la misma casa con una carpa armada con sillas y mesa”, acotó la psicóloga.
El uso de la tecnología como la computadora, tablet y celular en la educación puede tener un efecto beneficios siempre y cuando sean debidamente controlados por los padres, pues se pueden conseguir programas educativos que ayuden a reforzar una determinada área o en el aprendizaje de un idioma, pero todo con un horario establecido y poniendo las reglas en claro.
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