Moscú.- Rusia le echó ayer toda la culpa a Turquía por el derribo de su bombardero Su-24 por un caza turco en la frontera con Siria y anunció planes de desplegar misiles antiaéreos en el país árabe para proteger sus aviones de nuevos ataques.
“Tenemos suficiente cantidad de información que confirma que fue un acto premeditado, planeado de antemano. Esto se parece mucho a una provocación”, aseguró Serguéi Lavrov, el ministro de Exteriores ruso, en rueda de prensa.
Lavrov dejó bien clara la postura oficial a su colega turco, Mevlüt Çavusoglu, al asegurarle por teléfono que Ankara “se había puesto del lado del Estado Islámico (EI)” al derribar un avión que cumplía una misión de bombardeo contra ese grupo terrorista.
“Algunos de nuestros socios que se pusieron ayer (martes) en contacto con nosotros nos dijeron que se trató de una evidente emboscada. (Los turcos) Estaban esperando, al acecho, y buscaban un pretexto”, subrayó.
Al mismo tiempo, manifestó: “No tenemos intención de combatir con Turquía, ya que la relación con el pueblo turco no ha cambiado. Los problemas los tenemos con las acciones de las actuales autoridades turcas”, que según Moscú buscan la islamización del país. (EFE)