La disposición que establece el pago de doble aguinaldo a quienes están sujetos a ingresos fijos, como son sueldos y salarios, si bien despierta expectativas y esperanzas en quienes lo han recibido en el pasado y esperan percibirlo en el presente año, causa angustias en quienes tienen que pagarlo y, forzosamente, debería producir preocupaciones en la población ya que, de pagárselo, tendrá que sufrir las consecuencias.
Pagar el doble aguinaldo implica satisfacer necesidades y esperanzas de quienes tienen empleo; es un ingreso extraordinario que bien puede servir para cubrir necesidades urgentes o, simplemente, para pagar deudas o ahorrar; pero es una nueva carga que toda empresa -grande, pequeña o simplemente artesanal- tendrá que pagar con cargo a elevar costos de lo que produce, de otro modo, será imposible honrar esta obligación que, parece, tendrá vigencia permanente según el sentir del Gobierno.
El doble aguinaldo -así se le encuentre nuevas denominaciones o sea pagado en cuotas o pospuesto para su cancelación a principios del próximo año- tendrá incidencia seria en el comportamiento futuro de toda actividad productiva: por principio, se deberá proveer reservas durante el año y hacerlo con base en nuevos precios para lo que se produce y esto implica elevar los índices de inflación; significa, además, que quienes tengan la intención de ampliar sus empresas, haciendo las inversiones del caso o, por otra parte, los que vayan a invertir en el país, tendrán que pensarlo muy bien porque la nueva carga significa que en cualquier momento puedan surgir nuevas obligaciones sociales.
Con ingenuidad que alarma, autoridades de gobierno señalan que hay “formas de flexibilizar” el pago del doble aguinaldo y entre las soluciones “flexibles” señalan: pago hasta fin de diciembre, cumplir en los primeros tres meses del próximo año, dividir en cuotas para pagar en el curso de 12 meses próximos; cancelar en forma de bonos, etc., etc. Cualquiera de esas “soluciones” tiene los mismos objetivos e idénticas consecuencias: sacar dinero de donde sea, subir costos de lo que se produce, necesidad de no contratar más personal o, en casos, disminuir el que se tiene, desconfiar del futuro que siempre estará sujeto a caprichos del populismo que puede crear otros beneficios a costa de las empresas y de la propia comunidad.
El doble aguinaldo, si bien es un beneficio para quienes tienen empleo -que es la minoría en el país- es desarticular totalmente a las empresas, sean grandes o pequeñas; motiva elevación de precios y aumenta la inflación, contradice las políticas o intenciones de garantizar las inversiones, crea grandes diferencias y discriminación con los que no perciben sueldos o salarios, ignora a muchos grupos que pertenecen a actividades donde no hay sueldos fijos ni planillas ni se paga impuestos ni aportes al seguro social ni se cumplen otras obligaciones.
Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender EL DIARIO |
Dirección:
Antonio Carrasco Guzmán
Jorge Carrasco Guzmán |
Rodrigo Ticona Espinoza |
"La prensa hace luz en las tinieblas |
Portada de HOY |
Caricatura |