[Eric Cárdenas]

Revalorizar la política


El español Adolfo Posada en su libro sobre Derecho Político (hoy Ciencia Política) dice que cuando se habla de política, el común de la gente inmediatamente hace relación con la mentira, el abuso, la corrupción. Es que en el transcurso del tiempo el ejercicio de la política ha significado una de las actividades humanas en la que las ambiciones, intereses y sentimientos han ocasionado desenfrenos alejados de la ética. Ya lo dijo algún crítico de la política: en la política, todo vale, y el gran sabio griego Aristóteles ya en su tiempo manifestó que algunas conductas que en la vida civil pueden ser consideradas poco éticas, en la política pueden justificarse, pues en la política se busca el bien colectivo. El italiano Niccolo Maquiavelo profundizó esta idea con su frase: “el fin justifica los medios”.

La Política es la ciencia que estudia el Estado y su poder, y fue inventada por los griegos en la antigüedad clásica; deriva de Politike, es decir la disciplina que estudia la polis o ciudad Estado griega. En un principio las ideas sobre el Estado estaban inmersas en las ideas religiosas. Más tarde son los filósofos los que reflexionan sobre el Estado, para finalmente adquirir la Ciencia Política o Ciencia del Estado el carácter de una disciplina autónoma.

La política, como lo dijo también Aristóteles, es Ciencia y Arte, ciencia porque tiene método y sistema, y arte porque en su quehacer debe buscarse el agrado del pueblo, de tal manera que los que se dedican a este quehacer, deberían tener ciertas dotes estéticas, además de conocer la filosofía política.

La realidad de la política ha determinado una suerte de desvalorización de la política, en especial debido a que quienes a través de esta actividad asumen el poder del Estado, generalmente suelen hacer uso y abuso de ese poder, convirtiéndose en déspotas y consiguiendo el odio del pueblo.

Los gobiernos despóticos suelen “satanizar” el quehacer político, pues sólo ellos pueden y deben hacer política, y cuando los demás se organizan u opinan sobre los problemas del Estado, se los estigmatiza con:

“están haciendo política”, cuando en verdad todos y cada uno de los habitantes del Estado somos políticos, pues como lo dijo Aristóteles: “el hombre es un animal político”, entendiéndose que vivimos en sociedad organizada y sujetos a las leyes y el poder.

El desvalorizar el quehacer político ha determinado una profunda crisis de liderazgo en nuestro medio, pues esta actividad ha sido abandonada por los profesionales e intelectuales, dejándola en manos de improvisados, cuando no ignaros en los temas del Estado, tan complejos en este tiempo en que el Estado se ha ido complejizando.

El abandono y desinterés por la política por los jóvenes universitarios y estudiantes, es otro de los ingredientes de la ausencia de líderes, pues éstos prefieren el baile folclórico, la diversión y el pasarla bien, pues los problemas de la sociedad les son ajenos. Parece que el pensamiento individualista y egoísta se ha impuesto en nuestra sociedad, con la sentencia de: “mientras yo esté bien, qué me importa de los demás”.

La política bien entendida es una actividad de servicio a la sociedad, a partir de una ideología y un programa partidista o, individualmente, con un espíritu y vocación de servicio a los demás, partiendo siempre de una posición filosófica política. Para los que tienen formación de cultura política, la política es para servir; para los improvisados, la política es para servirse cuando se está en el poder, lo que determina -como en estos tiempos- un mayor deterioro de la valorización de este quehacer que debería ser noble u honroso.

A quienes hemos estudiado la política, desde la instancia académica científica, nos corresponde revalorizarla, dejando la cómoda postura de espectador o simple opinador, y lanzarnos a la arena política, asumiendo todos los riesgos que esta conducta importe, para servir a la sociedad y buscar su pleno desarrollo y bienestar, con civismo, renunciamiento a los apetitos personales y profundo amor a la Patria, pues sólo así habremos cumplido con la sociedad que nos dio la oportunidad de formarnos para servirla.

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