Es admirable y plausible la conducta de gimnastas, montañistas, tenistas, atletas de diversas disciplinas, jugadores de golf, baloncesto y otros que practican diariamente en diversos sitios del país y que, en la primera oportunidad que se les presenta, viajan a otros países para intervenir en competencias, campeonatos y concursos que se llevan a cabo y que son reconocidos y hasta premiados con medallas de oro, plata y bronce.
Lo sensible, y plausible a la vez, es que todo corre por cuenta del deportista que, cuando interviene en esas competencias lo hace en nombre del país, lucen la enseña nacional, hacen propaganda por el país y muestran todo su civismo y amor al terruño; lo hacen con sus propios recursos sin recibir compensación o retribución alguna. Esto es injusto y hasta arbitrario desde todo punto de vista porque se trata de jóvenes que lo arriesgan todo, invierten el poco dinero que tienen, dan a conocer al país y muestran que tenemos valores dignos de merecer todo apoyo y ser promocionados por el Gobierno y por entidades o clubs privados.
Cuando todos ellos vuelven al país portando medallas sea de oro, plata o bronce, lo hacen plenos de orgullo y satisfacción y, en algunos casos, cuando se presentan ante alguna autoridad no reciben siquiera una palabra de aliento o felicitación por las hazañas cumplidas; menos, por supuesto, siquiera la pregunta de cuánto han gastado, cómo han solventado su viaje, gastos de hotel, compra de material deportivo que corresponde a la disciplina o deporte que practican, en resumen, parecen ser habitantes de otro planeta porque hasta se los ve con alguna extrañeza porque las autoridades no comprenden el patriotismo, el desprendimiento, la dedicación de jóvenes que buscan construir otra patria más solidaria, más acorde con lo que se ve en otras naciones.
Es común y corriente que hasta en muchos países del Tercer Mundo los deportistas reciben ayuda de su pueblo y de sus autoridades, cuentan con el apoyo moral y económico y la promesa de ayudarlos a mejorar en la práctica de lo que exhiben en tierras ajenas a la nuestra. La realidad es una sola: la explicación de alguna autoridad es escueta “No hay presupuesto para este tipo de actividades”.
La verdad es que sí hay para el fútbol, un deporte que recolecta mucho dinero y hasta enriquece a mucha gente -directivos y jugadores- y con el agravante de que esos “deportistas” casi siempre pierden en competencias a las que asisten en otros países. Hay también dinero para “canchitas de fútbol” o para promocionar viajes interesados para jugar en campos foráneos; pero no hay dinero para fomentar el deporte, promocionar y ayudar a jóvenes que saben de país, que tienen conciencia del mismo y amor por el deporte que practican y lo hacen sin interés alguno, tan sólo con el ideal de Patria. ¿Sería posible que el Gobierno actúe en este campo con sindéresis y responsabilidad y cumpla con lo que debe hacer?
Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender EL DIARIO |
Dirección:
Antonio Carrasco Guzmán
Jorge Carrasco Guzmán |
Rodrigo Ticona Espinoza |
"La prensa hace luz en las tinieblas |
Portada de HOY |
Caricatura |