Un estudio profesional, editado por el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), nos demuestra que el contrabando es tan antiguo como el mismo comercio entre las naciones y debe haberse iniciado cuando a alguien se le ocurrió que las mercancías producidas fuera del territorio de su jurisdicción debían pagar derechos para compensar los tributos que pagaban sus propios conciudadanos para el mantenimiento de la administración pública, evitando de esta manera la competencia desleal y de paso también financiar a las arcas de los Estados. Una pregunta interesante es ¿desde cuándo existe el contrabando en Bolivia? Algunos estudiosos sostienen que ya en el imperio Incaico existía el comercio que evadía los derechos del Inca; los pastores, gente muy conocedora del territorio, eran a su vez propietarios de llamas, cuyos rebaños eran utilizados por los evasores como medios de transporte de sus cargas. La riqueza de varios países de Europa fue también construida en base al comercio especialmente ultramarino, legal e ilegal y parte de esa cultura fue trasladada al nuevo continente y se enraizó en las autoridades de la colonia. Se puede deducir que el contrabando en territorio nacional es tan antiguo como la colonia y en ella se involucran prominentes autoridades de la época; en este relato ya se deduce que quienes estaban delegados para hacer cumplir los mandatos reales y traficaban con sus influencias, como el caso de los oidores de la Real Audiencia de Charcas. El diccionario de la lengua española define al contrabando como: La introducción o fabricación fraudulenta de géneros y mercancías prohibidos o que no han pagado los consumos o derechos de aduana. La ley general de aduanas, en su glosario define al contrabando como la actividad ilícita que consiste en extraer del o introducir al territorio aduanero nacional clandestinamente mercancías sin documentación legal, en cualquier medio de transporte, sustrayéndola así del control de la aduana. Definición coincidente con la del glosario del comercio exterior editado por el (IBCE).
Las definiciones del contrabando son claras, ya que concretamente especifican que es una actividad reñida con la ley y quien la practica está cometiendo un delito, ya sea por el comercio de una actividad prohibida, o controlada, o que decididamente evade los impuestos que, para su internación en territorio y comercio posterior, deben ser pagados por el importador.
La posición geográfica de Bolivia en el centro de Sudamérica, limitando con Argentina, Brasil, Chile, Perú y Paraguay, cuenta con extensas fronteras que sobrepasan los 6.000 Km. de extensión. La vastedad de las fronteras unida a la red de carreteras, ferrocarriles y puertos fluviales, han dado lugar a que se hayan establecido las “rutas de contrabando”, por caminos secundarios o vecinales cercanos a los siguientes puntos fronterizos: frontera con Chile, Charaña, Pisiga, Sabaya, Ollagüe, Hito Cajones. Frontera con Argentina: Villazón, Bermejo, Yacuiba, Frontera con Paraguay: Ibibobo, Hito Villazón. Frontera con Brasil: Puerto Quijarro, San Matías, San Vicente, Guayaramerín y Cobija. Finalmente, frontera con Perú: Desaguadero y Guaqui.
En su recorrido, contrabandistas y transportistas gozan de la “protección” de lugareños, en algunos casos incluso de las mismas autoridades, para evadir los controles aduaneros, ya sea proporcionándoles información acerca de la presencia de la Unidad de Control Operativo Aduanero (COA) o en otros casos como refugios transitorios para sus vehículos.
Existe también una organización para el contrabando, donde el propietario de la mercadería entrega ésta en el país de origen a un intermediario que posee los “contactos” necesarios para introducirla en forma segura hasta su destino final. Este sistema obviamente requiere la complicidad funcionaria de las autoridades encargadas del control, que aún persisten. En algunos se trata de contrabando puro, pero en la mayoría de los casos se amparan en la sub facturación de los productos. Para el contrabando es común la utilización el argumento de “mercaderías en tránsito”, a esta modalidad se tiene registrada como “tránsito no arribado”. La subvaluación de las mercancías constituye una práctica común que consiste en alterar el valor de origen de las mercancías.
Según declaraciones a la Prensa, la presidenta de la aduana, Marlene Ardaya, dijo que 121 policías controlan nuestras fronteras, número insuficiente para tan extensa frontera con nuestro vecinos y el pueblo boliviano quiere saber cuánto pierde el Estado cada año por el contrabando.
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