Abuelas de Plaza de Mayo
Buenos Aires.- “¿Cómo le respondo a mis hijos si me preguntan de dónde vengo?”, pensaba Mario Bravo al comenzar la búsqueda de su identidad, un camino que culminó ayer al abrazar a su madre, Sara, según relató desde la sede en Buenos Aires de Abuelas de Plaza de Mayo.
Bravo es el quinto nieto que encuentra su madre con vida de los 119 que fueron apropiados durante la dictadura militar (1976-1983) y que recuperaron luego su verdadera identidad.
La presidenta de Abuelas, Estela de Carlotto, fue la encargada de presentarlo ayer en la habitual conferencia de prensa que hace la organización después de cada restitución de un nieto.
“Estas cosas no pasan por milagro ni por magia. Las cosas pasan porque un pueblo argentino que en paz, sin violencia, abre caminos que asombran al mundo entero”, dijo de Carlotto antes de relatar la historia de Mario Bravo.
Sara (su apellido todavía es reservado) trabajaba en 1975 en un hotel de la capital de la norteña provincia de Tucumán, donde vivía junto a sus dos hijas, de tres años y de un año.
“En julio de 1975, al regresar del trabajo por la madrugada, fue interceptada por un auto en la puerta de su vivienda”, contó de Carlotto.
Dio a luz en cautiverio, en una cárcel, entre mayo y junio de 1976. “El bebé le fue arrebatado inmediatamente por un enfermero y Sara jamás lo volvió a ver”, contó la presidenta de Abuelas. Bravo es el 119 que conoce su verdadero origen debido al trabajo de esta organización de derechos humanos. Ahora sabe que tiene seis hermanos y 16 sobrinos. (EFE)
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