La derecha y la izquierda en la política boliviana

A título de “marxistas” algunos ilustrados teóricos de “izquierda” insisten en una ofensiva retórica contra el sistema capitalista y, populismo en ristre, se aferran a esta ideología utópica y antisocialista (que propone construir el socialismo sobre la organización comunitaria primitiva ya inexistente “saltando” la etapa capitalista),

Esos iluminados ideólogos anticapitalistas recitan frases hechas y critican el sistema capitalista en forma abstracta, no consideran que el término tiene diferente contenido concreto según se trate de uno u otro país. Así, en Bolivia, que no ha terminado ni mucho menos de salir del feudalismo, el capitalismo es aún una fuerza revolucionaria notablemente más elevada que la del régimen feudal subsistente y permite un más rápido desarrollo de las fuerzas productivas, adquiriendo en esa forma carácter político de izquierda, a diferencia de lo que ocurre en países de viejo capitalismo donde adquiere contenido de derecha.

Lo mismo se puede decir del nacionalismo, que mientras en una sociedad determinada (como la boliviana) lucha contra el coloniaje y busca conquistar la Nación, es una fuerza revolucionaria, a diferencia de otros países que superaron la cuestión nacional hace varios siglos, donde adquiere contenido distinto.

La actitud de izquierda o de derecha no está en relación con los buenos deseos de los políticos, sino en relación con la realidad concreta de cada país. Si bien se puede adoptar una posición universal abstracta, se debe adoptar prioritariamente una posición concreta local, que es la única que tiene valor. Así, las posiciones procapitalistas pronacionalistas constituyen una actitud de izquierda en países colonizados y feudalizados y resultan conservadores en países donde esos objetivos fueron establecidos siglos atrás, se agotaron y maduraron para buscar los cambios pertinentes. Así, un político puede ser revolucionario o izquierdista en Bolivia y reaccionario en algún país europeo, dependiendo todo de cada caso concreto. De ahí que Marx sostuvo en el Manifiesto comunista que en países atrasados “La burguesía ha desempeñado en la historia un papel altamente revolucionario”. (Ver edición del Ministerio de Trabajo. 2015).

Los autores del Manifiesto comunista elogiaron a la burguesía capitalista en términos categóricos. “La burguesía ha despojado -afirmaron- de su aureola a todas las profesiones que hasta entonces tenían por venerable y digna de piadoso respeto… La burguesía ha revelado que la brutal manifestación de fuerza de la Edad Media, tan admirada por la reacción, tenía su complemento natural en la más relajada holgazanería… Mediante la explotación del mercado mundial, la burguesía dio un carácter cosmopolita a la producción y al consumo de todos los países. Con gran sentimiento de los reaccionarios, ha quitado a la industria su base nacional”.

Según el Manifiesto, la burguesía en su papel “altamente revolucionario”, al desarrollar el capitalismo “en lugar de las antiguas necesidades, satisfechas con productos nacionales, surgen necesidades nuevas, que reclaman para su satisfacción productos de los países más apartados y de los climas más diversos” y en otro párrafo asegura que “La burguesía que cuenta apenas con un siglo de existencia, ha creado fuerzas productivas más abundantes y más grandiosas que todas las generaciones pasadas juntas”.

Como conclusión se puede indicar que oponerse a un proceso histórico revolucionario, (como el capitalismo cuando está naciendo) en países todavía sumergidos en el coloniaje y el feudalismo, es una actitud reaccionaria, una posición de ultra derecha y anti izquierda. De ahí que no son los deseos los que cuentan sino su relación con la realidad concreta de un país.