Febo Flores M.
A propósito de la Segunda Jornada de la Conferencia Mundial del Clima COP21, donde se argumentó que el cambio climático, con el calentamiento global de nuestro planeta, se debe fundamentalmente al fenómeno físico llamado efecto invernadero, mismo que es atribuido en parte, a la actividad humana, cabría preguntarse ¿qué son los gases de efecto invernadero?, ¿es cierto que los países capitalistas son los principales responsables de emisiones de gases efecto invernadero, como lo dio a entender el Presidente en dicha Conferencia?
En primer lugar, debería entusiasmarnos que los políticos hagan mención del tema, parecería que se interesan por la problemática divulgada por la comunidad científica, pero lastimosamente parece que lo hacen solamente por intereses políticos, pues están viendo la forma de sacar ventaja echando la culpa a ficticios enemigos de la sociedad perfecta, cuando realmente nada harán por resolver el problema, porque no encaran el tema desde el punto de vista técnico. Este enfoque es frío y muestra que la responsabilidad nos incumbe a todos.
Lastimosamente, la emisión de gases de efecto invernadero debido a la actividad humana es el precio que debemos pagar para poder sobrevivir o “vivir bien”. Que el planeta tierra albergue a más de seis mil millones de habitantes tiene su costo, cada habitante, desde el momento que respira, cocina su alimento, se transporta al trabajo, en fin, en cada una de sus actividades, de modo directo o indirecto está generando gases de efecto invernadero.
Uno de los agentes responsables de las emisiones de gases de efecto invernadero ligado al quehacer humano, es el transporte basado en los combustibles de origen fósil. Los vehículos de transporte despiden por sus escapes una serie de productos químicos y partículas contaminantes que a diferencia del dióxido de carbono CO2, el más conocido gas de efecto invernadero, son realmente dañinos para la salud. Existen elementos como los NO, HC y elementos particulados que provocan cáncer y ellos no son los responsables del efecto invernadero.
Por eso los fabricantes de automóviles, siguiendo estrictas regulaciones de los países desarrollados, entre ellos los capitalistas, incluyen en su sistema de escape un catalizador, un dispositivo de tipo químico que elimina mediante procesos de oxidación y reducción elementos químicos nocivos para la salud y convirtiendo parte de ellos en dióxido de carbono CO2, principal elemento químico que produce el efecto invernadero, pero inocuo para la salud humana. ¿Qué tipo de gases son preferibles, entonces?
Así mismo, la instalación domiciliaria de gas natural, de la que todos los beneficiarios estamos agradecidos, pero lastimosamente ello está incidiendo en la evaporación de metano CH4 a la atmósfera; el metano es el principal componente del gas natural y es un muy potente gas de efecto invernadero. Es que es inevitable la merma o fugas del gas en el proceso, desde la perforación de los pozos de gas, la producción, procesamiento, transporte y distribución del mismo; se estima que se despide a la atmósfera un 1,5 % del total de volumen generado.
Se puede citar muchos más factores de los cuales se beneficia la especie humana, que provocan gases de efecto invernadero, por ejemplo en la ganadería y agricultura, con la cría de ganado vacuno y cultivo de arroz se genera ingentes emisiones de metano CH4, potente gas de efecto invernadero.
Investigación y desarrollo ha permitido que las emisiones de vehículos de combustible fósil se reduzcan notablemente, ha acompañado a este proceso el control gubernamental de los países desarrollados a través de rigurosas normas en el tema de emisiones. El control que realizan empieza desde la regulación en la composición del combustible y se hace pruebas muy completas a la operación de los motores, lo que por el tema de costos en nuestros países es impensable de costear. Por tal motivo las normas bolivianas son bastante permisibles y peor que eso, por nadie cumplidas en nuestro país.
Pero es interesante comentar que la tecnología también puede estar del lado de los malos; en el afán de encontrar responsables en este tema, los de tendencia socialista podrán citar el escándalo de emisiones contaminantes de vehículos Volkswagen, acaecido en septiembre de 2015, producto de la usura dirán, de capitalistas alemanes, que osaron realizar un software capaz de engañar a los bancos de prueba convencionales, mediante la modificación en la modalidad de funcionamiento para generar aparentemente menores emisiones de óxidos de nitrógeno, gas nocivo para la salud y también de efecto invernadero.
Estudios posteriores determinaron que las emisiones de este gas eran 40 veces mayores que lo establecido por los límites legales, habiendo afectado esto a unos once millones de automóviles de motor diésel, lo que hace proyectar la cantidad de contaminantes que quedaron en la atmósfera.
Debe concluirse que la actividad humana siempre contaminará, una ley de la física, llamada entropía, dicta que en todo proceso, parte de la energía aprovechada se degrada en calor, por lo que la actividad humana quiérase o no siempre contaminará de algún modo u otro, inclusive con las mentadas energías alternativas, al usar celdas solares. Seguramente ya habremos producido contaminación en la fabricación de dichas celdas, además el espacio que ocupan los paneles es terreno muerto, algo parecido sucede con los generadores eólicos, que modifican los movimientos naturales de aire y vientos, ¿así no se cambia el clima también?
El autor es docente investigador de la Facultad de Ingeniería de la UMSA.
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