La noticia de perfil
A pocos días de celebrarse la Navidad, pregunté a mi corresponsal en el Palacio Real de la plaza Murillo acerca del ambiente que se respiraba en esa histórica mansión, respondiendo la cholita cochabambina: “la Navidad ha entrado con fuerza y todos los hombres importantes que llegan traen sus regalos para Evo, como si el jefe fuera el Niño Dios que pronto nacerá”.
Para jalarle la lengua -como decimos en mi pueblo- le pregunté si el personal palaciego había continuado con nuestras tradiciones, armando un pesebre parecido al de Belén, respondiendo la cholita valluna afirmativamente, pero que lo habían armado lejos de la fotografía del Che Guevara, quien siempre se había mostrado burlón de la religión católica.
Volviendo al asunto de los regalos navideños que todos y cada uno de los ministros, viceministros, senadores, diputados y “jalasacos” habían entregado al presidente Evo, pregunté a mi reportera dónde se guardaba esos presentes seguramente valiosos, ella ignoraba ese “secreto de estado”, aunque había escuchado en uno de los pasillos palaciegos que nuestro Presidente entregaba todos sus objetos de valor a la señora Nemesia Achacollo, por quien siente mucha confianza.
Picado por la curiosidad, pregunté a mi reportera si en el Palacio habían levantado un árbol de Navidad, costumbre nórdica adoptada por los norteamericanos y hombres de muchas nacionalidades; con ciertos titubeos, mi comadre Macacha me confesó que sí, aunque para diferenciarlos de aquéllos, los bautizaron como “árboles del poder”, encendiéndoles luces y velas de colores para que Evo y sus seguidores nunca se cayeran, o por lo menos no hasta el año 2030.
Como habrán caído en cuenta mis lectores, la cholita Macacha no fue muy elocuente en sus revelaciones acerca de la actividad navideña que ya comenzó en el Palacio Real de la plaza Murillo, hasta que comprendí que había una revelación periodística que ella estaba obligada a contármela, pero se le atragantaba en su garganta por la admiración que siente por quien manda en el Palacio Quemado desde hace más de diez años.
Es que había un conflicto entre su conciencia periodística y su admiración, hasta que al fin se impuso su vocación periodística y me contó que Evo pasea ante el pesebre de Belén y dice: “Actualmente muchos hombres llevan el nombre de Jesús, pero yo solito me llamo Evo”.
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