Adoración Ayllón Zapata
La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que 347 millones de personas padecen Diabetes en todo el mundo. La Diabetes es una enfermedad crónica que aún o tiene cura. Consiste en la elevación continua y constante de glucosa en sangre, azúcar, debido a la falta de insulina, que es segregada por el páncreas. Si nuestro páncreas no expulsa esta hormona llamada insulina, nuestras células no consiguen energía para poder vivir. Con el tiempo, esta elevación de glucosa en sangre puede causar problemas de salud: dañar órganos vitales, ojos, nervios y extremidades.
Con todos estos problemas tienen que convivir las personas que padecen diabetes. Existen tres tipos: diabéticos y diabéticas tipo 1; es necesario inyectarse insulina y es más usual en jóvenes, tipo 2; en personas mayores, con dieta y pastillas se puede llegar a un buen control, y tipo 3 que sufren algunas mujeres embarazadas.
Cuando una persona es diagnosticada, el doctor o doctora suele decir: “no se preocupe, podrá llevar una vida totalmente normal”. No es del todo cierto. Por supuesto que podrá ser feliz y hacer todo aquello que se proponga, pero no llevará una vida común. Porque no es común mirarse la glucosa un mínimo de seis veces al día, pesar la comida y calcular la insulina, inyectársela cada vez que vaya a comer, volverse a mirar la glucosa mientras hace ejercicio o, de repente, tener una bajada de azúcar y detenerse a descansar para intentar aumentarla, y que todo siga “normal”.
Empezar con esa pequeña mentira genera entusiasmo. Crees que no va a ser para tanto convivir con una compañera nueva. Y no, no lo es. Porque lo más duro es el comienzo; un constante darse de bruces, teniendo que aprender de todo, empezando desde de cero. Sin embargo, una vez que hemos aprendido de los errores sabremos vivir con Diabetes. El comienzo tiene lugar cuando finaliza la luna de miel. Esta luna de miel es un periodo en el que la persona diabética no necesita de mucha insulina porque el páncreas todavía tiene reservas de esta hormona. Tras esta etapa vienen los descontroles; subidas y bajadas de glucosa. Aprender a controlar estas variaciones es difícil pero pensando en uno mismo y con ayuda de los educadores, llegaremos a controlar en la medida que podamos esta enfermedad. Además de esto, habrá que calcular los alimentos y hacer ejercicio. Un mínimo de 30 minutos al día será suficiente.
No hay que seguir el llamado “modelo del miedo”, es decir, vivir pensando 24 horas en lo que hacemos por miedo a sufrir consecuencias graves por el mal control. Esto agota psicológicamente y nos aleja del mundo. Por esto mismo, se aconseja vivir con Diabetes, no para la Diabetes. Ella no te debe controlar, jamás. Hay que aprender de los errores que surgen incluso si llevemos un tratamiento adecuado. Vivir con Diabetes es vivir siendo realistas. Hoy no podrás comerte más patatas, pero quizá mañana sí, si has aprendido del error.
Cuando se aprende a vivir con y no para, empieza lo bueno.
La autora es periodista.
ccs@solidarios.org.es
Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender EL DIARIO |
Dirección:
Antonio Carrasco Guzmán
Jorge Carrasco Guzmán |
Rodrigo Ticona Espinoza |
"La prensa hace luz en las tinieblas |
Portada de HOY |
Caricatura |