Si Adán y Eva no eran echados del paraíso terrenal, ¡jamás hubiesen tenido casa propia!... esta es una verdad incontrastable, porque el trabajo es la fuente de toda riqueza, del futuro de la familia, de la felicidad y salud del trabajador que transforma su fuerza en medios de vida. Y nuestros antepasados bíblicos tenían todo a la mano, gratis; sin esfuerzo alguno, los frutos le prodigaba la madre naturaleza, eran ¡eternamente felices en el paraíso terrenal! Así más o menos era el socialismo del año cero, así más o menos es el “socialismo del Siglo XXI”.
En vida, el comandante Hugo Chávez proclamó la eternidad del “socialismo Siglo XXI” para todos aquellos que en él creían. Algunos latinoamericanos gustan del sabor socialista y se lanzan al paraíso terrenal, donde no trabajan, pero sí tienen plata en los bolsillos, como las hijas del comandante, que no saben dónde ocultar los seis mil millones de dólares de herencia socialista, para que vivan felices, ¡eternamente!
Como los tiempos no pasan en vano, llega la hora del destino fatal, la fatalidad hará que cada uno de aquellos que pretendieron vivir sin trabajar se encuentren cara a cara con el Todopoderoso, quién los interrogará sobre la moral, la ética, la religión, los Diez Mandamientos, y, al no recibir la respuesta correcta serán echados del poder, de su paraíso terrenal que pensaron era sólo para ellos, por toda la eternidad.
Dicen los sabios que Dios se expresa a través del pueblo que tiene una voluntad, llamado “soberano”, que comienza a aplicar su poder para echar del paraíso terrenal a quienes no cumplieron su voluntad.
Cronológicamente, vemos que el soberano se hace presente en Cuba, donde Fidel Castro debe delegar el poder y encargar que se abuenen con los del frente para que el pueblo se alegre y viva mejor en un paraíso diferente al del habano; también se presenta en Uruguay y somete fácilmente a José Mujica en el paraíso ganadero; llega al Paraguay para que Fernando Lugo le diga adiós al paraíso de los “pilas”; más tarde arriba a la Argentina, donde Cristina Fernández viuda de Kirchner había acumulado cuantiosa riqueza con su trabajo en el paraíso del tango y quería seguir gobernando con su obediente delfín; llega también al Brasil de Dilma Rousseff, el paraíso de la samba, donde el soberano la pone al borde del poder por tremenda corrupción; lo mismo que en el Ecuador, donde el Congreso Nacional rechaza la idea prorroguista de Rafael Correa en el paraíso de las bananas; lo mismo en Venezuela donde gana el NO en contra de Nicolás Maduro, quien por no saber gobernar quiso eternizarse y aprender el arte de lo posible en el paraíso del petróleo.
Sepa usted que el poder del soberano mundial lo dobla a cualquiera, podrá ver que hasta Vladimir Putin en la Plaza Roja de los zares de la Rusia socialista firma alianza económica militar con la ahora capitalista China del otrora socialista Mao Tse Tung, al darse cuenta que los tiempos cambian, que el socialismo Siglo XXI es una utopía que pierde ante quienes quieren transformar los medios naturales en riqueza, porque de nada sirve tenerlos bajo tierra sin beneficiar a quienes necesitan vivir como humanos, trabajando.
El soberano será el sepulturero de aquellos que no entienden que los tiempos cambian, que la Madre Patria necesita de hombres de convicción, talentosos, arrogantes, virtuosos, éticos, de moral inquebrantable, de ingenio, pujantes, patriotas, y no de hombres facilistas, insolentes, ávidos de riqueza, corruptos.
¡Piensa mal y acertarás!, me dice nuestra sabiduría, y tengo mis sospechas sobre el señor Macri, quien amenaza a Nicolás Maduro de ponerlo frente a UNASUR logrando el daño político esperado y, ahora, después de hacer amenazar con no comprarnos gas, se va donde Michelle Bachelet, todo para hacerle el mismo daño político a Evo Morales por el NO. Veremos qué es lo que pasa con el soberano que nunca se equivoca.
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