El antropocentrismo despótico

DOS CLAVES DEL PENSAMIENTO ECOLÓGICO DEL PAPA FRANCISCO

Francisco, en su encíclica Laudato Sí, ofrece una mirada distinta del hombre que ha estado ubicado en el centro de la problemática del cuidado del Medio Ambiente. Esta mirada no convencional, orienta hacia otro plano la perspectiva del ser humano como dominador de la naturaleza, para lo cual hay que tomar en cuenta tres elementos que se expone a continuación.

El Papa expone de manera muy clara, técnica y acertada cuáles son las dificultades que nuestra Casa Común está atravesando hoy, ya sea con respecto al agua, la biodiversidad, la contaminación, etc. Aquí, se debe admitir que la degradación medio ambiental se debe al ser humano. Que, aunque parezca obvio, es importante reconocerlo porque no todos los sectores sociales, económicos o políticos lo hacen.

Los hombres bajo el paradigma tecnocrático y el consumismo estamos degradando el medio ambiente. Confiados en que la tecnología es la solución de todos nuestros problemas, abusamos de ella y no le damos uso adecuado. No estamos conscientes de que las soluciones tecnológicas encontradas para el medio ambiente o la industria no son definitivas ni de largo plazo. Hoy la tecnología satisface demandas efímeras y se encuentra a merced de modas y exigencias de mercado que alimentan la cultura del “use y tire”, la cultura del “descarte”. En pleno Siglo XXI el uso de tecnología casi no representa beneficio para la naturaleza o para la sociedad, sino todo lo contrario.

El segundo elemento sobre el que Francisco llama la atención, es que el ser humano está al centro de la problemática medio ambiental debido a una mala interpretación del designio del hombre, que ha dado como resultado un “antropocentrismo despótico”. Hemos pensado ser dueños de este planeta creyendo que está a nuestro servicio porque “Dios lo ha puesto en nuestras manos”. De esta manera hemos usado como un “objeto” a la Casa Común y los frutos que nos da.

El Papa nos hace caer en cuenta que el ser humano está íntimamente ligado a la naturaleza al proceder de ella y ser un elemento más que la conforma. El designio del hombre en el mundo no es únicamente el de utilizar los recursos disponibles, es el de cuidar, resguardar y administrar responsablemente el ambiente en el que nos desarrollamos y gracias al cual subsistimos.

El tercer elemento, resultado de la comprensión de los anteriores dos, es que lo ecológico va de la mano con lo social. Por lo tanto no solamente la ecología es la que se degrada, sino también la sociedad. O en realidad a la inversa, porque ha sido una mala concepción del hombre y su rol frente a la naturaleza, la que ha provocado la degradación medio ambiental.

El problema es más grande aun cuando nos damos cuenta que, como dice Francisco, “el hilo se corta del lado más débil” y quien se ve realmente afectado en la naturaleza son las especies más débiles y los recursos más escasos. Por el lado social, los afectados son los pobres que sufren frente a la escasez de alimentos, agua, salud, etc. Su ambiente es el más degradado.

La concepción de una nueva ecología es la concepción de la relación que tiene el ser humano con el ambiente en el que vive. Y al día de hoy este ambiente lo conforman, cada vez menos espacios naturales abiertos, y más ciudades en las que las personas desarrollan día a día su vida. Es preciso que el enfoque de una nueva ecología contemple el desarrollo del ser humano en estos espacios para que favorezcan respeto a la dignidad y la inclusión al mismo tiempo que se facilita una convivencia armónica con la naturaleza.

El autor es politólogo, especialista en Incidencia Política y miembro del colectivo Voces Católicas Bolivia.