Marcelo Velasco
Empezó con el charango, hoy su instrumento es el bajo eléctrico. Es también compositor. Tiene 23 años de trayectoria. Su objetivo es aportar a la música boliviana con poesía y armonía.
Perseverante e impaciente, así se define el joven músico y compositor paceño Marcelo Velasco, quien lleva partituras sincronizadas en el alma y juega con las melodías, la forma más abstracta de expresar emociones y sentimientos.
En 23 años de carrera, “he tenido la bendición de tocar con reconocidos músicos y grupos del país, como Ayra, Luis Rico, Sapahaqui, Diverso, Jenny Cárdenas, Esther Marisol, Gísela Santa Cruz, Ancestro, Taypi.bo y el Cuarteto Al Alba, entre otros y, pues, es un gran logro y una satisfacción personal tocar con grandes músicos. También obtuve varios premios: participé en nueve concursos, de los cuales gané el primer lugar en siete, tengo un segundo lugar y un tercer lugar. Estuve en Lauro de la Canción Boliviana, Aquí Canta Bolivia, Santiaguito de Oro y en festivales intercolegiales”, comenta Marcelo en la charla que sostuvo con La Guía.
LG: ¿CUÁNDO EMPIEZAS EN LA MÚSICA?
M: Comencé cuando estaba en colegio con algunos grupos (sonríe). A mis 15 años empecé a tocar con Luis Rico, lo que me abrió un poco de espacio en el campo musical profesional. Hoy en definitiva soy un aprendiz de la música que quiere aportar a la música boliviana con poesía y armonía.
LG: ¿QUÉ INFLUENCIAS MUSICALES HA NUTRIDO TU CARRERA?
M: A quien he seguido mucho es a Luis Armando Gutiérrez, uno de los mejores compositores y arreglistas contemporáneos de la música boliviana, director del grupo Ayra, al que tuve la suerte de conocer y hacer música con él, he aprendido muchísimo. También a los hermanos Hermosa de los Kjarkas, fueron una verdadera fuente de aprendizaje porque muchas veces puedes llegar a aprender de ciertos músicos sin la necesidad de conocerlos personalmente, su música misma es un legado y una verdadera escuela.
LG: ¿CON QUÉ INSTRUMENTO EMPEZASTE?
M: Con el charango, he tocado charango durante 17 años y por problemas con uno de mis brazos tuve que desistir, de otra manera nunca lo hubiese dejado, y a raíz de ese problema físico – neurológico tuve que adoptar otro instrumento que no necesite mover tanto la muñeca y por eso he optado por el bajo eléctrico hace cinco años.
LG: ¿CÓMO DEFINES AL CHARANGO?
M: Compañero y travieso. A pesar de haberlo dejado, creo que el charango va a ser el compañero de toda mi vida. Es un instrumento pequeño que emite un sonido muy dulce, hasta podría decir infantil (sonríe).
LG: ¿QUÉ OTROS INSTRUMENTOS EJECUTAS?
M: Toco la guitarra, el bajo eléctrico y el cuatro venezolano.
LG: ¿QUÉ TE GUSTARÍA LOGRAR MÁS ADELANTE?
M: Me gustaría dejar una huella en la música boliviana a través de canciones que puedan ser recordadas con el tiempo. Me encantaría componer canciones para músicos extranjeros para internacionalizar de esa manera mi música. En estos 20 años de compositor, he creado varias canciones en letra y música, entre ellas el taquirari “Quedará mi amor” con Sapahaqui. Para el grupo Diverso he compuesto el tema “Si tú supieras” de su segundo disco y ahora en este cuarto disco compuse 6 temas, de los cuales está en etapa de promoción la canción “Prefiero que me cuentes tú”. Con Luis Rico hemos sido coautores de algunos temas. También grabaron mis canciones el grupo Ancestro, el Cuarteto Al Alba, Folkanto y La Estudiantina La Primavera. Con el grupo Dulce Miel, que fue un proyecto tropical con cumbias, salsas, etc., grabamos 6 canciones inéditas mías… También trabajé como arreglista para algunos discos completos y varios temas individuales.
LG: AHORA ESTÁS CON EL BAJO ELÉCTRICO, ¿CÓMO DEFINES A ESTE INSTRUMENTO?
M: Aparte de ser un instrumento que me involucra en la música, el bajo eléctrico necesita de mucho conocimiento, de teoría musical y armonía. Es “mi instrumento” para aprender más de la música (sonríe).
LG: TÚ ERES EL PERIODISTA, ¿QUÉ LE PREGUNTARÍAS A MARCELO?
M: Le preguntaría ¿qué lo motivó a seguir un camino que pocos se animarían a tomar? y respondería que creo infinitamente en Dios, que te pone sensaciones muy perceptibles que solo tú puedes sentir en el corazón y es algo inexplicable y que sólo esa persona puede descifrar, porque es un diálogo íntimo con Dios y siento que estoy en un camino que él me está guiando.
SU FANTASÍA ES NAUFRAGAR EN UNA ISLA
Juan Marcelo Velasco Goyzueta nació el 20 de septiembre en La Paz. Hijo de Juan Velasco Tapia y Ruth Goyzueta Pinto, tiene una hermana, Evelyn. Es hincha del Bolívar. Estudió medicina en la Universidad Mayor de San Andrés y música en diversos institutos y academias, además de pasar clases particulares con músicos admirables como Einar Guillén, Hiroyuqui Akimoto y Bladimir Morales. Es soltero y tiene una hija llamada Eyem. Hoy ejerce la docencia.
“Soy una persona que ha dejado de lado muchas directrices que la sociedad a veces impone por seguir un sueño que pocas personas podrían llegar a seguir y que aún piensan que ha sido una equivocación, pero estoy seguro de que cuando el corazón te llama a luchar por un sueño … hay que seguirlo”, comenta el impaciente y perseverante músico.
Su plato preferido es el queso humacha. Sus hobbies son caminar y el racquet. Su fantasía es naufragar en una isla para estar aislado del mundo por un tiempo y tener contacto íntimo con el mar. Escoge a Carabuco, un pueblo a orillas del lago (La Paz), como un lugar en el mundo para vivir.