Virtuosos artistas escultores muestran, en esta época navideña, sus aptitudes en la restauración de piezas religiosas que les obliga a la perfección en la obra final.
Paciencia, dedicación, esmero, pero sobre todo respeto por los santos, es la característica de la familia Santander, que por tres generaciones, los restauran en su taller, ubicado en San Antonio Bajo de la ciudad de La Paz.
Desde hace un par de meses, no deja de recibir Niños que representan a Jesús, para rehabilitarlos y que el próximo jueves revivan, desde algún pesebre armado en un hogar boliviano, la llegada de nuestro señor Jesucristo.
EL DIARIO visitó el taller del talentoso artista y restaurador Salvador Quispe, quien compartió su experiencia en esta noble tarea. “Vienen muchas personas, uno abre la caja de Navidad y se encuentra con que el Niño está partido y la gente trae a veces a última hora, pero debe entenderse que el trabajo de restauración puede durar desde 24 horas hasta seis meses, por lo menos, todo depende de la gravedad del daño que tienen las imágenes”, afirmó.