Las declaraciones sobre cumplimiento de convenios, respeto al Tratado de 1904, palabras de amistad y comprensión hacia Bolivia y manifestaciones de permanente cooperación por parte de Chile, han abundado durante décadas desde el mismo año 1904; pero, todo eso ha quedado desmentido por las políticas contrarias a Bolivia y, para colmo, se instalaron más de 32 mil minas antipersonales a partir del año 2005. Hoy, según informes de la cancillería chilena, quedan por desactivar – como parte del Convenio de Otawa – “tan sólo 9.722 minas”.
La presencia de esas minas muestra claramente que Chile ha mantenido políticas contrarias a la amistad con Bolivia; ¿o es que la instalación de minas antipersonales en la frontera han sido tan sólo “jueguitos artificiales”? ¿Es que tenían que cumplir sólo la función de distraer a turistas y soldados de ambos países? Alegar que se mantiene amistad y buena voluntad con Bolivia es simple hipocresía; es, en resumidas cuentas, prueba de que para Chile “Bolivia está por demás y debe desaparecer o anexarse a Chile”, extremo que, por ningún motivo podrá ser realidad.
El hecho de que Chile viva gracias a las riquezas del Litoral boliviano y se beneficie con aguas procedentes de Bolivia, no quiere decir que puede disponer de todo lo que tenga nuestro país. Contar lo mucho que aprovechan los gobiernos chilenos de Bolivia sería muy largo de enumerar puesto que hasta la laguna Colorada, que es boliviana, la aprovechan para su turismo.
El caso de las minas instaladas en la frontera ha tenido el objetivo de matar o, por lo menos, lastimar e inutilizar a bolivianos que “se atrevan” a ingresar a territorio chileno. Lo grave es que la comunidad internacional – empezando por Naciones Unidas – hace nada o poco para evitar este tipo de abusos por parte de países que buscan destruir para subsistir y este es el caso chileno que hace mucho debió merecer condenas de toda la comunidad internacional y la exigencia de que recoja todas las minas instaladas.
En la inquina chilena hacia Bolivia -política mapochina por decisión e imposición de sus fuerzas militares- pretende justificar las minas con frases como: “…la existencia de zonas minadas es parte de la política de defensa de su territorio…”. ¿De qué o de quién tenía que defenderse Chile? ¿De Bolivia que es país enteramente pacifista y que no posee ni el 5% del potencial bélico de Chile? La verdad es que todo fue hecho con miras a molestar, amenazar, prevenir y, si posible, contrariar a Bolivia en su demanda para reparar, siquiera en parte, el daño que ocasionó Chile con la invasión a territorio boliviano y haberse apoderado de él. Debería ser la comunidad internacional la que obligue a Chile que desmilitarice su frontera con Bolivia y deje de tener miedo por los fantasmas que cree tener en sus fronteras.
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