El talado de árboles en bosques y selvas del país data de muchas décadas; pero en los últimos tiempos se acrecentó este tipo de drenaje a nuestra riqueza maderera, sin que nadie ponga coto a la acción de personas irresponsables que, hasta sin contar con las autorizaciones pertinentes, destruyen extensas zonas de bosques que contienen ricas maderas y cuya mayor parte ha desaparecido. Últimamente, se denunció que Tarija ha resultado una de las víctimas de los depredadores que incursionan a ricas regiones boscosas y cortan todo tipo de maderas.
Muchas veces, en las últimas décadas, todos los gobiernos anunciaron medidas en contra de los taladores de bosques y selvas que destruyen indiscriminadamente regiones que, luego, no son reforestadas y quedan sin retoño alguno para la posteridad inmediata. Industrias llamadas madereras, utilizando maquinaria y en muchos casos sin autorización alguna, destruyen bosques y cabeceras de valles que contienen gran cantidad de troncos con ricas maderas que luego son exportadas, generalmente por las vías del contrabando; parte de la producción la insumen las ciudades del país; pero, en su mayoría, se destina a la exportación, sea legal o clandestina.
El caso de los bosques de los Yungas, el Chapare y otras regiones en las que se cultiva coca, es patético porque se ha destruido muchas plantaciones -incluidos árboles frutales, café, especies, etc.- para destinar los terrenos al cultivo de la hoja de coca con destino a la fabricación de droga. Para los “campesinos y agricultores” -por explicación de ellos mismos- es mejor cultivar coca porque rinde más utilidades; en cambio las frutas, hortalizas, café, especies, tubérculos, etc. no dan las utilidades que se precisa para vivir. Esta es una realidad que ha cundido desde La Paz hasta Cochabamba y así han crecido los cocales disminuyendo la cantidad de troncas, de ricas maderas y, por supuesto, la producción de artículos alimenticios.
Quemar bosques, destruir plantaciones de frutales, no reforestar o reemplazar árboles derribados es política de quienes se dedican al negocio de las maderas. Según las autoridades y disposiciones legales, existe la obligación de reemplazar todo árbol que sea derribado, con diez plantines por lo menos; pero los madereros y negociantes ilegales de las maderas no reemplazan ningún árbol y hasta lo que puede servir como “humus” o abono de la tierra, lo destruyen.
Así, no hay autoridad que ponga coto a los abusos y continuará, imparable, la destrucción de bosques atentando gravemente contra el medio ambiente y contra la riqueza vegetal y forestal del país, como es el caso de la región de Madidi, donde las quemazones son permanentes por interés de traficantes que no tiene noción de cuidado de la tierra y de todo lo que pertenece al país; para ellos, lo que importa son las utilidades financieras.
Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender EL DIARIO |
Dirección:
Antonio Carrasco Guzmán
Jorge Carrasco Guzmán |
Rodrigo Ticona Espinoza |
"La prensa hace luz en las tinieblas |
Portada de HOY |
Caricatura |