La desaparición del lago Poopó es otra muestra de la desatención a los problemas fundamentales del país, con el malentendido de que la naturaleza tiene vida propia y no merece atención. El Gobierno se deja llevar en demasía por los aspectos de la política doméstica en toda su estructura, abarcando a las gobernaciones y alcaldías. Hay muestras de que el Gobierno otorga prioridad a las obras de impacto y de gran costo, redituables políticamente, pero prescindiendo de otros quehaceres que deberían incumbirle prioritariamente.
El amor y la protección a la Pachamama (Madre Tierra) -una de las banderas políticas de marca oficial- queda en duda frente a la desaparición del lago Poopó, la contaminación del Titicaca y la carretera por el Isiboro-Sécure. Esto deja ver claramente una falta de consecuencia con dichas proclamas. El Poopó, el segundo acuífero en extensión de Bolivia, abarcaba 2.237 kilómetros cuadrados, hoy convertidos en un desierto y sepultura de miles de peces, ranas y flamencos andinos, provocando la emigración masiva de las poblaciones aledañas.
Cuando el desastre salió a luz, el gobernador Víctor Hugo Vásquez (MAS) no se inmutó y dijo que en un tiempo el lago volvería “a llenarse”. No se refirió al financiamiento de 14 millones de euros que disponía el Proyecto de la Cuenca Poopó, monto al cual la Unión Europea contribuyó con 12 millones de euros y el Gobierno central y la gobernación con el resto.
El misterio radica en qué se gastó tan respetable suma. Hay certeza de que no se invirtió en drenajes ni en la purificación de las aguas contaminadas por más de 300 cooperativas circundantes que vierten sus desechos en el lago, siendo la fuente más determinante de la sedimentación la mina estatal Huanuni. Sorprende que no se hubiera pensado en un dique de contención de los relaves de esa mina.
El director del proyecto, Eduardo Ortiz, arguye que la inversión se dedicó a agua para consumo humano, producción, conservación de suelos, educación ambiental y a la “intervención” de unos diez municipios de la cuenca, entre otros. También menciona estudios al respecto. Se presume que el gasto principal se refiere a consultorías en número crecido. Es fama que este es un medio de favorecimiento a correligionarios, amigos y allegados, por supuesto, con escasa o nula utilidad. Son muchas las voces que afirman que hubo un “despilfarro” de los recursos.
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