Jugar con fuego

El gobierno boliviano ha hecho veladas amenazas de cerrar el gasoducto a la Argentina si es que ese país no se pone al día con sus pagos por el gas natural.

Martín Dinatale, columnista de La Nación, cree que esas amenazas son las réplicas de la comparsa de los chavistas, que están molestos con las denuncias de Mauricio Macri sobre las violaciones a los derechos humanos en Venezuela.

Las amenazas han sido solapadas, como corresponde por razones de estilo, matizadas con una confusión de los montos de la deuda y expresiones de deseos de que todo se regularice pronto.

Si la postura del gobierno boliviano fuera muy dura frente a Argentina, ya sea por solidaridad con el régimen chavista o por los apuros de la economía nacional, el pleito podría entrar en un terreno muy peligroso para Bolivia.

En este momento, Bolivia envía 17 millones de metros cúbicos de gas por día a Argentina. Pero tendría que enviar 27,7, siempre que ese país construya el ducto interno que le permita aumentar el volumen en esa magnitud.

Si Argentina, presionada por las amenazas bolivianas, construyera ese ducto que cuesta US$ 1.000 millones, pondría a Bolivia en un grave aprieto.

En ese momento podría pedir el volumen adicional incluido en el contrato y Bolivia tendría que disculparse, porque no tiene posibilidades de incrementar los envíos en 10 millones m3/d.

En ese caso, según dice una dura adenda del contrato, Bolivia tendría que pagar por el gas que no envíe, además de una multa de 15% de ese valor.

Podría darse, en ese caso, la inverosímil situación de que Bolivia enviaría los actuales 17 millones m3/d por los que Argentina paga unos US$ 90 millones por mes y tenga que pagar a Argentina un monto similar por el gas que no esté enviando.

En ese caso Argentina podría pedir que Bolivia pague por los 10 millones m3/d faltantes a los barcos que traen gas natural licuado a Bahía Blanca o Escobar, que cuesta US$ 12/millón de BTU, por un monto estimado en US$ 100 millones por mes, y la cuenta quede tas con tas.

Bolivia no recibiría ni un centavo por el gas que envía a Argentina.

Quizá sea mejor que el gobierno nacional deje que los chavistas resuelvan sus entuertos y respeten los derechos humanos. Amenazar a Argentina en este momento es jugar con fuego.

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