Problemas de transporte en las carreteras del país

Desde la capitalización de los ferrocarriles en 1996, el transporte colectivo interdepartamental se convirtió en un problema sin solución. En 2014, derrumbes y otro tipo de sucesos ocasionaron 3.004 accidentes, el 48% se produjo en la troncal Santa Cruz - La Paz. El transporte internacional vía Pacífico es otro problema de magnitud, está motivando pérdidas económicas millonarias, además de afectar a nuestra competitividad en costos de transporte y operaciones portuarias, ésta última motivada por nuestro centenario enclaustramiento.

En 20 años, que se cumple el próximo 15 de marzo, la premeditada destrucción de los ferrocarriles, a manos chilenas, no motivó reacción en los gobernantes de turno; el actual, en una flagrante contradicción, pues por una parte se aplica lo que le habían dicho al Primer Mandatario, “que los ferrocarriles perdieron su importancia en Bolivia”, pero por otra, se anuncia que empresarios alemanes vendrán a Bolivia para diseñar un ferrocarril interoceánico, cuyo costo aproximado será cuando menos de 3.750 millones de dólares. Finalmente, sin justificación y menos un estudio técnico de costo beneficio, anuncian con asombrosa algarabía la construcción de un tren metropolitano en Cochabamba, con una longitud de 40 Km, 20 estaciones y otros absurdos, más un costo de 537 millones de dólares.

Un breve razonamiento: con 478 millones de dólares, o algo más, se concluye la construcción del diseño elaborado por Sondotécnica del Brasil, en el tramo Aiquile - Santa Cruz; a su vez, en lugar del metropolitano, se podría recuperar y recomponer el ramal Oruro - Cochabamba de 211 Km, con estudios existentes y modificación elaborados por JICA, del Japón.

La conclusión del tramo Aiquile – Santa Cruz, de 388 Km, la recuperación y recomposición del ramal Oruro – Cochabamba, habilita la operación en el Corredor Ferroviario Transcontinental Central Santos - Puerto Suárez - Arica o Santos - Puerto Suárez - Ilo. No obstante, existe un problema ocasionado por el Gobierno, la transferencia de la estación central del ferrocarril en la ciudad de La Paz a la empresa del teleférico. Nadie sabe en qué condiciones se hizo esa abusiva transferencia y si técnicamente parte de esa estructura puede aún ser utilizada por el servicio ferroviario.

En suma, Bolivia está soportando problemas logísticos y estructurales de transporte nacional e internacional, que se traducen en pérdidas humanas y económicas de magnitud, cuando con un poco de conocimiento y voluntad política, el presidente Morales, que pretende gobernar hasta 2025, tiene que saber que sin el Sistema Ferroviario recuperado y reconformado e integrado a nivel nacional e internacional, sus planes pueden no cumplirse a cabalidad y sí, por el contrario, pueden ser simples anuncios políticos.

Como ciudadano de a pie, discriminado conjuntamente los jubilados del país, invoco al presidente Morales, a las autoridades en sus diferentes jerarquías, a las universidades, Central Obrera Boliviana, comités cívicos y organizaciones sociales, examinar con detalle la destrucción de los ferrocarriles y sus consecuencias geopolíticas, económicas, políticas y sociales en contra del país.

Un antecedente: la discusión a nivel mundial del cambio climático COP 21 puso énfasis en el consumo de los combustibles fósiles. Hace un par de años expertos hicieron saber que es tarde para evitar el calentamiento atmosférico. Quiere decir a nivel mundial que a partir de los acuerdos, repito, COP 21, el transporte en general empezará a poner en práctica métodos que intensifiquen el uso de otros energéticos, muy diferentes a los combustibles fósiles, entre éstos la energía eléctrica, tal como viene sucediendo. El ferrocarril también a nivel mundial será el más apto por factores ya conocidos.

Comité Impulsor F.C. Aiquile –

Santa Cruz