Álvaro Numbela T.
A Bolivia le interesa su unidad fundada sobre el Derecho. Un país abierto, curioso, tolerante y apasionado, con una fuerte identidad determinada por el respeto a la ley y su sistema constitucional. Todavía mejor, ella puede disponer de una fuerte cohesión social, todo muy lejos de los conflictos que se vive, cotidianamente. Tareas que debe lograr un buen gobierno. Contrariamente, a Bolivia no le interesa referéndums organizados, menos la creación de los llamados “parlamentos comunales”, que impropiamente acontecen en determinados países.
El desgaste del
individualismo
Desafortunadamente, se perfilan actividades individualistas de los que quieren quedarse en el ejercicio del Poder de Estado; o, lo que es peor, se quiere crear “órganos” fuera de la voluntad del Soberano, como pasa en Venezuela con la llamada “Asamblea Comunal”. Son dos perspectivas que no pueden pasar desapercibidas.
Ni lo uno ni lo otro -hecho por gobernantes- sirve a un Estado que debe lograr concretizar una disciplina de vida. De esta manera, a nosotros los bolivianos y las bolivianas nos interesan que el Estado sea símbolo de un conjunto de valores, a los cuales nos encontramos sometidos y tenemos una vocación temporal para saber que el Estado es el instrumento apropiado de nuestra realización. Cuando comprendamos lo que constituye un Poder trascendente y libre de toda intromisión de jefes en virtud de sus atributos, podremos tener una disciplina de objetivos que quiere Bolivia, como un orden durable al servicio de los valores que ligan -igualmente- a jefes y a los sujetos que les siguen.
El Estado es una
interpretación del Poder
Consiguientemente, me permito subrayar que el pueblo detiene a la vez el dominio de la Idea de Derecho que sirve de principio rector a la vida de un Estado y, lo que es mejor, el Soberano elige a sus gobernantes en cada periodo de tiempo establecido. Con estos únicos derechos irrenunciables que tiene el pueblo, tendremos objetivos durables bien establecidos, como el de saber ¿quién es el autor de la Constitución? En esta visión, la marca esencial de la soberanía de Bolivia la posee el Poder Constituyente: expresión física del Soberano.
Entonces y adviértase bien, Catalunya en España no puede hacer un referéndum porque la soberanía está en la nación y no en una región; la Asamblea Comunal no funcionará en Venezuela porque por voluntad del pueblo está su Congreso, con su presidente Diosdado Cabello: oficioso juramentador del órgano espurio que el mismo se agencia, fuera de la ley.
El referéndum de Bolivia para febrero de 2016 queda sin color, porque la continuidad de los gobernantes en el Poder no la hacen los políticos. Al contrario, ellos cuando ejercen el Poder han jurado respetar y cumplir con lo que manda el Soberano en su Constitución. Por ello resulta estupendo el papel imprescriptible del Soberano, quien diseña los órganos del Estado, ordenando que la burocracia no sea lo más importante que se pueda hacer, en la marcha futura de Bolivia.
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