Abrupto bajón de la producción agrícola

Al contrario de todo lo ofrecido por los planes del Gobierno, este año que termina registrará una serie de aspectos negativos que permiten asegurar que la llamada “seguridad alimentaria” proclamada por las autoridades está cada vez más lejana de lo que se podría esperar. Ese abrupto bajón se registra tanto en la región oriental como en la occidental.

En efecto, la producción agropecuaria oriental ha tenido un brusco descenso de casi el 10 por ciento, las áreas cultivadas se han reducido, la erosión de las tierras agrícolas se ha acentuado, las importaciones de alimentos siguen aumentando y, en general, la agricultura se encuentra en medio de una innegable situación crítica.

Esa evaluación general se desglosa en cifras estadísticas de origen oficial y extraoficial, pero en particular la CAO de Santa Cruz informó que en su jurisdicción este año la producción de varios productos ha bajado de manera notable, lo cual significará una caída de la producción de 12.94 millones de toneladas métricas. En efecto, si bien en 2014 se produjo en la región oriental 14.350.000 toneladas, el año que termina solo se produjo 12.940.000 toneladas, vale decir un bajón de 9.8 por ciento.

En forma más concreta, la producción agrícola oriental bajó en cuanto se refiere al maíz en 27%; de arroz en 20%, sorgo en 20% y caña en 17%, lo cual promedia un total de alrededor del 20 por ciento, cifra por demás alarmante. Es más, no sólo rebajó la producción en esos aspectos, sino también cayó la productividad por hectárea, como en el caso de la caña de azúcar que pasó de 52.6 a 48.7 toneladas.

A principios de año el Gobierno pidió a los agricultores ampliar sus cultivos en un millón de hectáreas, pero esa solicitud cayó prácticamente en saco roto, pues no se aumentó los cultivos sino más bien las áreas cultivadas rebajaron inclusive en el oriente.

Lo anterior se refiere a la región oriental que aporta a la alimentación del país en alrededor del 70 por ciento. En cambio, en lo que se refiere a la zona occidental, la producción también fue descendente y aunque no se dispone de datos oficiales, se asegura que también significó alrededor del 30 por ciento, dato que agrava la situación alimentaria de la población boliviana y confirma que a mayores pedidos oficiales de mejorar la producción, ampliar las áreas cultivadas, mejorar la calidad de los productos, etc., solo se encuentra datos contrarios o sea cifras negativas.

Autoridades han tratado de explicar ese lamentable estado de la producción agrícola y la han atribuido a factores climáticos, explicación que no es suficiente, ya que los factores climáticos negativos no fueron de gran intensidad en el año trascurrido. Por tanto, lo que realmente ha podido afectar a la agricultura fueron otros factores, como ser el abandono de la tierra por cientos de campesinos que migran a las ciudades, la “feminización” de la agricultura, los sistemas de producción atrasados, la carencia de tecnología y, en especial, la carencia de una política agraria en los ministerios relacionados con el medio rural.

A esos problemas se suman otros, como el contrabando que está dando muerte paulatina a la agricultura; la competencia de productos importados; la carencia de una política proteccionista a los campesinos y muchos otros factores descuidados en su totalidad por el Gobierno. Finalmente se puede agregar que el próximo año, la agricultura seguirá en el mismo ritmo de decadencia, pues, en vez de ser solucionados los problemas, más bien se los agrava casi en forma deliberada.