I
La política internacional de nuestra América; de la Venezuela de Hugo Chávez al Brasil de Luis Inácio da Silva. Ellos soñaban con un nuevo orden mundial. Sus sucesores lo vieron caer a pedazos.
Las aventuras en la política exterior de Venezuela y Brasil que parecían listas para guiar una nueva era, yacen ambas ahora agonizantes, con sus economías en franca caída. La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, se enfrenta a un juicio político por un escándalo de corrupción masiva, además de verse traicionada por sus amigos que preparan un juicio para, deshonrosamente, acabar con ella. Y con la estrepitosa derrota del partido en el gobierno del presidente venezolano, Nicolás Maduro, en las elecciones legislativas del 6 de diciembre, las una vez orgullosas ambiciones de hace tan sólo una década de estos países parecen ahora derretirse como helado de canela al sol.
En los primeros años del Siglo 21, Venezuela y Brasil procuraron librarse de siglos de dominio estadounidense. De Venezuela, Hugo Chávez, y de Brasil, “Lula” se situaban en la vanguardia de los jefes de Estado de nuestra América para su “liberación”. Felices de ver la considerable ansiedad de funcionarios en Washington; parecían anunciar una nueva fase turbulenta de la región con Estados Unidos. Chávez y su autoproclamada Revolución Bolivariana, con regalos de petróleo y cortejando regímenes criminales como el Irán de Mahmoud Ahmadinejad, intentó crear una alianza de pomposas ambiciones.
La política exterior más pragmática de Brasil, por el contrario, se centró en la reforma del orden mundial existente; también trató de contrarrestar el poder estadounidense en el hemisferio y, más ampliamente, democratizar las instituciones multilaterales como las Naciones Unidas y el Fondo Monetario Internacional, con Brasil como el beneficiario. Estos descomunales sueños fueron alimentados por la imagen, también descomunal, de Lula y Chávez. Pero, asimismo, fueron posibles gracias a un auge económico que no podía durar.
Sus sucesores, flojos de ese carisma se han visto obligados a recortar sus ambiciones en medio de un colapso en el precio de sus productos. Rousseff, seca y tecnocrática ex presidenta de Petrobras, y ex líder de la guerrilla, ha tenido problemas para recuperarse de la reducción del hambre china por el hierro y de sus productos agrícolas, al igual que Nicolás Maduro no ha tenido respuesta a la fuerte caída del precio del petróleo. Al final, a pesar de sus estrategias divergentes, tanto Venezuela como Brasil han liquidado, como fricasé, sus ambiciones internacionales al amanecer de su efímero sueño.
El autor es experto en política Internacional y diplomacia.
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