Clepsidra
Van desapareciendo todos los augurios de una transición pacífica en la Directiva de la Asamblea Legislativa venezolana, masivamente votada por el pueblo el 6 de diciembre pasado, con un resultado a favor de la oposición de 112 de los 167 escaños que la componen y, pese al anuncio público del presidente Nicolás Maduro de aceptar dichos resultados y hasta permitir que Leopoldo López vote en su prisión, negros nubarrones se ciernen sobre esa hermana república, para el año 2016.
Una de las principales razones de esta infeliz predicción es el categórico rechazo de esa victoria electoral por parte de Diosdado Cabello, actual presidente de la Asamblea, un militar déspota que manejó desde ese sitial varias instituciones, especialmente aquellas encargadas de la economía y, en su calidad de jefe del Cártel de los Soles, una pandilla de oficiales narcotraficantes llamados así porque en lugar de estrellas, lucen soles en sus charreteras, se halla cuestionado por serias investigaciones que lo involucran con en el tráfico de narcóticos.
El pánico y la iracundia han llevado a este descabellado teniente a consumar una maniobra, calificada como golpe judicial a la voluntad popular expresada en las urnas recientemente, al convocar un día antes de Navidad a una sesión legislativa extraordinaria, para elegir ilegalmente a 13 jueces titulares y dos suplentes en el Tribunal Supremo de Justicia, con el avieso objeto de blindarse judicialmente contra una serie de juicios e investigaciones que, como se dijo, llegarán irremisiblemente a partir de la inauguración de la nueva Asamblea el 5 de enero de 2016.
En esa suerte de sofismas y eufemismos que gustan manejar los impostores para ocultar la verdad, el mismo gobierno que otrora reconoció los resultados del seis de diciembre, y ahora los califica de “golpe electoral”, acaba de promover la juramentación de Susana Barreiros como Defensora Pública General, la misma jueza que condenó a Leopoldo López a 14 años de cárcel sin pruebas ni causa. Asimismo, ese gobierno desempolvó un viejo proyecto creado por Chávez, y bautizado por él como “parlamento comunal”, advirtiendo que será a esta entelequia a la que el próximo 5 de enero se entregue el Congreso.
Ante este deplorable cuadro, una tenue luz se enciende detrás del túnel y ella es el ejemplar comportamiento demostrado por el Ministro de Defensa y General en Jefe del Ejército venezolano, Gral. Vladimir Padrino López, quien la tarde de las elecciones se negó a obedecer la orden del tenebroso Tnte. Diosdado Cabello, de mantener indefinidamente abiertos los recintos electorales, so pena de sacar a las calles los “colectivos” o bandas criminales, para apoderarse de ellos. Afortunadamente el jefe militar, asumiendo una actitud democrática, ordenó el cierre de las mesas de sufragio, advirtiendo que las FFAA no permitirían tales actos violentos.
De esta manera, el Jefe del Cártel de los Soles perdió su ascendiente militar ante el bizarro General Padrino y la base de su poder en la Asamblea. Por su parte, la mafia venezolana quedó sin padrino.
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