Lo básico es que el agente de la Moneda, ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya, José Miguel Insulza, haga, entre otras cosas, memoria, consulte a su asesores, a su conciencia y reconozca, en justicia, que la columna vertebral de la economía de su país, fue el cobre de Chuquicamata, región que hasta la invasión anglo – chilena, en el Siglo XIX, fue territorio boliviano.
En consecuencia, el cobre, recurso mineralógico no renovable, ha permitido a Chile superar su secular pobreza, de cuyo logro se pavonea hoy ante los pueblos latinoamericanos, asumiendo la carrera armamentista, que se entiende también como intimidatoria.
“Principalmente los yacimientos cupríferos de Chuquicamata que le han dado ingentes recursos y han contribuido poderosamente al progreso integral de Chile”, escribe Alfredo Ayala Z., docente boliviano, en su “Geografía General de Bolivia “ , 1978 , página 276.
“Sobre la producción de cobre entre los paralelos 23 y 24, en el Litoral boliviano, se da la cifra de 37.881 quintales entre septiembre de 1867 y marzo de 1871. Para ese entonces aún no se había descubierto los ricos minerales cupríferos de Chuquicamata, Mantos Blancos , etc., que son en el Siglo XX lo más importante de la economía de la nación chilena que se apodera de ese territorio en 1879”, acota Juan Pereira Fiorilo, en su libro “De la fundación a la guerra del salitre”, 1990, página 285.
Esa información, inspirada en la verdad histórica, debe ofrecer el agente chileno, Insulza, en su “gira por Estados Unidos , Inglaterra, Holanda y Francia, con el objetivo de dar a conocer su versión de los hechos en torno a la demanda que presentó Bolivia ante La Haya” (EL DIARIO, 30/12/2015).
Y que sepa el mundo, de labios del propio Insulza, que con recursos naturales no renovables, pertenecientes otrora a la Patria fundada por el Libertador Bolívar, Chile alcanzó su prosperidad económica, lo que le ha posibilitado inclusive relacionarse con las economías más desarrolladas del mundo.
Como consecuencia de ese latrocinio Bolivia se ha visto privada de su salida libre y soberana al Pacífico. De esa gran vía del crecimiento o progreso de los pueblos de todos los tiempos. He ahí la “obra más estupenda” del Caín de América: Chile.
“Que el litoral es rico y que vale muchos millones, eso ya lo sabíamos. Lo guardamos porque vale, que si nada valiera, no habría interés en su conservación”, afirmó el ministro chileno Abraham Koning, en nota cursada en agosto de 1990, al Ministro de Relaciones Exteriores de Bolivia, Eliodoro Villazón.
Chile, según Koning, sabía que el Litoral boliviano valía “muchos millones”. Por ello se apoderó de nuestro territorio costero y a cambio nos entregó, mediante el Tratado de 1904, cierto ferrocarril y algunas monedas. Pero la riqueza de ese jirón patrio le ha permitido a Chile dejar atrás un pasado plagado de dificultades económicas, por no decir la pobreza con la que acompañada surgió a la vida libre e independiente.
Esta situación de agresión chilena, en contra de Bolivia, se hizo patente, al correr el Siglo XIX, en connivencia con el imperialismo inglés, que entonces estuvo en su auge.
En suma: está en manos de Insulza decir la verdad histórica sobre el tema marítimo boliviano.
Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender EL DIARIO |
Dirección:
Antonio Carrasco Guzmán
Jorge Carrasco Guzmán |
Rodrigo Ticona Espinoza |
"La prensa hace luz en las tinieblas |
Portada de HOY |
Caricatura |