A mediados del mes de noviembre, la petrolera Repsol hizo importantes anuncios sobre “una entrega mayor de gas procedente de los campos Margarita” que tiene a su cargo. El anuncio coincide con otro que esta empresa realizó antes de las elecciones de octubre y, en el criterio de entendidos, el nuevo anuncio se lo haría “debido al próximo referéndum” como una especie de “regalo” por el proceso a realizarse el 21 de febrero, aunque, por lógica, se entiende que ello no es posible porque la exploración y explotación de petróleo y gas tiene diversas aristas que no pueden estar supeditadas a determinadas conveniencias.
De todos modos, el anuncio sobre “mejores entregas de Margarita” prueba, una vez más, que este campo, que inició operaciones el 2004, antes del ingreso del actual régimen al poder, parece no tener límite, puesto que Repsol, que se sepa, hasta ahora no ha realizado nuevas exploraciones en busca de petróleo y gas y todo lo que hace es perforar pozos en sitios aledaños a los que actualmente existen. La verdad es que Repsol, o cualquier compañía que extraiga petróleo o gas en pozos ya descubiertos e iniciadas sus operaciones hace mucho tiempo, debieron invertir en trabajos de prospección y exploración de nuevos campos, ya que, por principio, se entiende cuán fácil es actuar sobre lo hecho, lo descubierto y que muestra seguridades muy contundentes de contener más gas.
Si bien son interesantes y alentadores los anuncios de Repsol, hay que convenir en que el propósito de realizar nuevas inversiones en desarrollo y exploración es interesante, especialmente en momentos en que muchas de las empresas que hoy explotan petróleo y gas en el mundo han decidido abstenerse de nuevas inversiones para exploración y explotación de nuevos campos, debido a la depresión de los precios, ocasionada por la excesiva oferta, si bien hay casos de países que “están en proceso de almacenar petróleo y gas”.
El caso de Bolivia es particular porque cuenta con un contrato con la república Argentina vigente hasta el año 2026, para proveerle hasta 27.6 millones m3/día, las necesidades del mercado interno boliviano son también crecientes, así como los usos futuros en proyectos de industrialización del gas, hierro, etc., y las ventas a Brasil hasta el 2019, con negociaciones en marcha para la extensión de este contrato.
Margarita, que opera Repsol, produce actualmente 19 millones de metros cúbicos de gas por día y la empresa reiteró su compromiso de “incorporar nuevos volúmenes a la oferta de gas para los mercados interno y externo, para lo que se estarían ejecutando trabajos de perforación en el pozo Huacaya 2 y se prepara actividades de exploración”. Los precios actuales del petróleo y consiguientemente del gas, no son alentadores para nuevas inversiones en el mundo porque el precio del barril del petróleo -fijado hasta estos días en menos de 30 dólares por barril- no significa algún aliento para nuevos trabajos. Lo grave es que nadie puede prever alzas que pudiesen haber en un futuro inmediato; al contrario, se cree que la actual crisis tendrá duración de, por lo menos, dos o tres años más.
Es de esperar que los anuncios de Repsol se hagan realidad y no resulten, en el momento, simples anuncios optimistas con motivo de procesos electorales a realizarse en el país; que, evidentemente, nada tendrían que ver con lo que se haga en el campo de los hidrocarburos o de cualquier otra actividad económica.
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