En la provincia Abel Iturralde, situada en el Norte de La Paz, se registra la mayor explotación de especies maderables, sin tomar en cuenta que cada árbol actúa como campo de atracción de los rayos para generar las lluvias y evitar las sequías.
La bióloga Daniela Moreno dijo que en este condenable proceso intervienen los pequeños productores y poblaciones indígenas; además de “empresas forestales”, que se dedican a la explotación madrera, lo que hace que se pierda miles de árboles.
La tasa de deforestación aumenta en la actualidad en el país en alrededor de 250 a 300 mil hectáreas por año y en La Paz se puede estimar fácilmente entre 4.000 a 4.500 hectáreas.