¿Neo-ruralismo? “La re-vuelta al campo”

Así mismo nos encontramos con la Asociación Intermunicipal de la Red Terrae, cuya propuesta va enfocada al desarrollo local a partir de procesos metodológicos que permiten el encuentro entre la tradición de los mayores y los nuevos conocimientos de los jóvenes (Rita, 2015). La metodología consiste en utilizar tierras en ocio (públicas o privadas) para fomentar y ampliar la producción agroecológica en los municipios. Se trata entonces, de un proceso cuyo fin es promover empresas y la generación de empleo.

El primer paso es facilitar un huerto de titularidad municipal para aprender a producir para el autoconsumo. El segundo paso aumenta la formación y se avanza creando oportunidades de producción y venta para los que quieran practicar como emprendedores, para ello facilitan terrenos para la producción y venta bajo la titularidad del municipio. El tercer paso es que los agricultores ya profesionalizados pueden exigir el alta en la seguridad social agraria para mantener los comercios consumidores de venta directa y se orienta a la creación de nuevas empresas agrarias.

Tras el encuentro con estas experiencias, indagamos un poco más en la prensa española (20 minutos, El País), que nos revela que las profesiones de los jóvenes incursionando en el ámbito rural en ambos géneros son diversos: “…Miriam Bletrá trabajaba en el mundo de la arquitectura en la dirección y diseño de obras. Llegó la crisis y la construcción casi desapareció. Había que reinventarse. Su familia tenía unas tierras en el campo Elche (Alicante) y “por qué no intentarlo”, admite Beltra. Y junto a su pareja se lanzaron”, además de aprender agricultura ecológica pusieron su toque característico: “crearon una casona del Siglo XVII, la iniciativa “CultivArte” que recupera saberes antiguos: cómo podar un árbol o elaborar masa madre de pan”, (El País, 2015).

No solamente son profesionales del sector agrícola, sino también están el ámbito formativo y también apuestan por un desarrollo alternativo.

Encontramos en la prensa algunas otras experiencias en la búsqueda de experiencias ejemplificadoras, en la comunidad rural; en la ciudad de Madrid se implementó la “Escuela de Pastores para los urbanitas”. Su director, Batis Otaegi, pastor y emprendedor del proyecto manifiesta que fue una idea de los franceses para revalorizar un oficio “en el que el relevo generacional no terminaba de arrancar”, cuyo empeño ha direccionado la formación de microempresas de elaboración de alimentos de alta calidad, por supuesto, promovido por jóvenes profesionales.

Por lo tanto, cuando tratamos de acercarnos a las “nuevas ruralidades” tenemos que pensar en cómo los espacios rurales, sus habitantes y los que atraviesan estos espacios con más o menos duración están todos situados dentro de un sistema global en términos de economía política, ecología, redes sociales, y significaciones culturales. Con la expresión “nuevas ruralidades” proponemos reflexionar no solo sobre los cambios demográficos, sociales, económicos y culturales que han afectado a los espacios rurales, sino también sobre las transformaciones de cómo se (re)conceptualiza lo “rural” y qué importancia tienen las representaciones a nivel emic. Como indican Naxhelli Ruiz Rivera y Javier Delgado Campos (2008), hay una variedad de acepciones que se dan a la nueva ruralidad y que incluso debilitan su capacidad explicativa.

Lo “post-rural’ pone el énfasis sobre: “diversidad en vez de homogeneidad”; “la formación de áreas contemporáneas rurales por una dinámica dentro-fuera”; la disminución de “barreras entre lo rural y no-rural”; los agentes sociales individuales y colectivos; y el impacto de la “cultura” (Burnori y Rossi, 2007: 183-184).

No hablamos de algo generalizado, sino de tendencias que conviven con otras y que se dan desigualmente, según los lugares y grupos sociales.

(*) Investigadora MAEL-AECID