LO NUESTRO
* Todo el movimiento que genera esta festividad no hubiese sido posible sin el trabajo que realizó el desaparecido folclorista paceño. Varias personalidades destacan hoy su labor.
El arribo de Pedro Fernández junto a otros artistas y grupos nacionales y del exterior para amenizar las primeras fiestas del año rumbo al Gran Poder 2016 fue, sin duda, la noticia de la semana. Y es que cada gestión que pasa, la festividad paceña cobra más notoriedad. Y este año no será la excepción. El Gran Poder no sólo es la Fiesta Mayor de Los Andes y Patrimonio Cultural de Bolivia, sino que ahora ya es un referente artístico y cultural a nivel internacional.
Todo este movimiento que genera el Gran Poder no hubiese sido posible sin la intensa labor que realizó el desaparecido folclorista Lucio Chuquimia Aguirre, quien logró cambiar la historia de esta fiesta a comienzos de la década de los 70.
“…don Lucio Chuquimia tuvo la gran victoria de lograr que el Gran Poder deje de ser una fiesta barrial para convertirse en la fiesta de toda una ciudad”, dice el historiador Fernando Cajías de la Vega.
El pasado domingo 10 de enero se recordó los 13 años del fallecimiento de Chuquimia y hoy La Guía rememora el trabajo que efectuó este desaparecido folclorista junto a Luis Calderón López a partir del año 1974, cuando fundaron la fraternidad X del Gran Poder y luego la Asociación de Conjuntos Folklóricos del Gran Poder, que posibilitó que esta manifestación cultural alcance ribetes de magnificencia y tenga una gran promoción a través de los medios de comunicación, entre ellos EL DIARIO, en ese entonces dirigido por los patricios paceños Jorge Carrasco Villalobos y su señora esposa, doña Elena Jahnsen de Carrasco.
En 1975, Chuquimia pasó a la historia porque logró que la entrada folclórica, que antes se realizaba sólo en la zona de Chijini, irrumpa con fuerza en el centro de la sede de Gobierno, lo que significó para miles de bailarines la “toma simbólica” del “corazón” de la capital paceña y la ansiada conquista con la integración de aymaras y mestizos.
A partir de ese año, la historia del Gran Poder cambió radicalmente. De ser la expresión de “bailarines indígenas” se convirtió en el mayor orgullo de la tradición paceña, hasta el extremo de que la alcaldía, la empresa privada e incluso el entonces presidente de la República, Hugo Banzer Suárez, hicieron suya esta fiesta popular.
La festividad empezó a generar un impresionante movimiento socio-económico, ya que creó un gran mercado de consumo y fuentes de trabajo, especialmente para los artesanos de diferentes especialidades, además de que contribuyó al flujo turístico nacional e internacional.
“Me siento satisfecho de que el Gran Poder se haya convertido en patrimonio de todo el pueblo paceño y que muestre su riqueza folclórica al mundo entero. El hecho de que ahora nuestra niñez y juventud bailen y gusten de nuestras danzas, aspecto que antes desafortunadamente era considerado como un insulto y algo denigrante, me llena de alegría y orgullo”, insistía el desaparecido folclorista en reiteradas oportunidades.
“Cada uno de los bolivianos debemos aprender un poquito de la encomiable labor que realizó don Lucio Chuquimia en la defensa intransigente de nuestro patrimonio cultural. Trabajar tantos años en difundir, rescatar, fomentar, proteger y defender el folclore nacional merece nuestro eterno reconocimiento para el gran impulsor de la Festividad del Gran Poder”, destaca la cantante tarijeña Enriqueta Ulloa. Similar opinión tiene su colega Zulma Yugar, quien resalta que “gracias a su aporte, hoy los bolivianos, y de manera especial los paceños, tenemos la posibilidad de mostrar al mundo entero lo que es la fantástica entrada del Gran Poder”. “Por eso considero que don Lucio fue, es y será una de las más grandes personalidades del folclore nacional”, subraya la también ex ministra de Culturas.
“ME CONMOVÍA SU DEVOCIÓN”
* Ramiro Calderón (Abogado y presidente de la Fraternidad los “X” del Gran Poder)
Tuve el orgullo de trabajar al lado de don Lucio por varios años ocupando diversas carteras dentro el directorio que él presidía. Era un dirigente incansable, dedicaba su tiempo principalmente a dos aspectos: A venerar al Señor Jesús del Gran Poder y a mejorar su entrada folclórica. Fui testigo de la más ferviente muestra de fe que puede tener un fiel a un santo. Me conmovía su devoción… ayudado por un “burrito”, acudió diariamente hasta su último hálito de vida a los pies de la imagen familiar que él tenía en su domicilio. Como dirigente fue un ejemplo porque nunca buscó beneficiarse ni material ni políticamente de su cargo. Su única recompensa fue el reconocimiento social a su dilatada trayectoria cultural y folclórica. Dentro de la fraternidad Los X del Gran Poder seguimos el horizonte trazado por don Lucio, es así que en cada gestión vamos generando ideas que nos permitan crecer culturalmente. A 13 años de su sentida partida, le expresamos nuestra gratitud por las enseñanzas dejadas. Estamos seguros de que allá, en el cielo, junto a otro de los grandes: Luis Calderón López, están organizando una entrada folclórica conjuntamente con los folcloristas que pasaron a mejor vida.