Aumentando las preocupaciones de diversa índole que enfrenta la población –es decir problemas políticos, económicos, climáticos, etc.- en últimos años han empezado a causar mayor inquietud y aun desvelo, otros problemas como la presencia de algunas extrañas enfermedades que inclusive van adquiriendo carácter epidémico, sin que, por lo demás, las autoridades sanitarias adopten las medidas de urgencia que requiere la situación.
En tiempos recientes se ha agudizado la aparición de casos de cáncer, trastornos digestivos, enfermedades cardíacas, males cardiovasculares y otros que originaron el colapso de algunos hospitales, así como gran cantidad de defunciones. Es más, se ha constatado que hospitales y aun clínicas privadas no abastecen a numerosos clientes, no solo por problemas económicos, sino por carencia de esta clase de centros médicos e inclusive porque la atención profesional es deficiente.
A la par de esa ola de inseguridad sanitaria aparecida desde hace pocos años, la población boliviana es víctima de otro tipo de enfermedades, entre ellas el dengue, mal de carácter hemorrágico que se propaga con gran velocidad en regiones del oriente y aun en los Yungas. Además desde hace algo más de un año, otra enfermedad epidémica ha invadido otras regiones tropicales, dolencia que es conocida con el nombre de chikunguña, cuya sintomatología es apenas difundida por las autoridades e inclusive no se enseña la forma de combatirla. Hace poco el pueblo boliviano también estuvo por ser afectado por la enfermedad contagiosa y mortal llamada ébola.
Pero, para mayor alarma de la opinión pública, ahora se ha presentado otra enfermedad conocida con el nombre de zika, que al parecer tiene las mismas características que las dos anteriores y que a veces viene acompañada de la chikunguña, según algunos epidemiólogos. Se agrega que esta última enfermedad se parecería a la fiebre amarilla que también ha recrudecido en zonas tropicales y semitropicales causando enorme mortalidad.
En suma, la población boliviana se ve amenazada por tres nuevas enfermedades que inclusive tienden a adquirir carácter epidémico: el dengue, chikunguña y zika, a las que se pueden sumar la fiebre amarilla y la malaria. Eso sería poco, si no se recuerda la ola de enfermedades respiratorias, abdominales, cardiovasculares y en particular el cáncer. En particular, se comenta con frecuencia en todos los medios sociales la presencia del cáncer, al extremo que se proyecta crear centros médico-atómicos para controlar la difusión de esta mortal dolencia.
En general se puede decir que el estado de salud de la población boliviana es deficiente porque está amenazado por males epidémicos de verdad alarmantes. Es más, ante esa caravana de enfermedades, la atención sanitaria por parte del Estado es altamente deficiente y en vez de dedicar sus esfuerzos a la salud del pueblo, destina grandes recursos económicos, y hasta despilfarra fondos, en obras faraónicas (aviones de lujo, edificios, satélites, etc.) que no benefician al bien público.
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