¿Se dieron avances en la igualdad de la mujer?

La pregunta del epígrafe es muy seria y profunda, pues los delitos contra las mujeres y las niñas son fehacientemente cotidianos y lacerantes para los espíritus sensibles. Afortunadamente el año pasado se dieron avances, sobre todo en la preeminencia y priorización de los derechos humanos de las mujeres, mediante la igualdad de género y el empoderamiento, entendido como la posesión del poder, que es un esfuerzo de las Naciones Unidas.

Los derechos económicos, sociales y políticos de las mujeres, su seguridad e integridad, y su voz, participación y liderazgo, asumieron el epicentro de la legitima ambición de transformar el mundo y a nadie olvidar atrás; esto último es muy significativo, pues la mujer a nadie deja de incluir.

La igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres deben ser considerados no solo como una obligación moral sino como un objetivo crucial para el logro del desarrollo sostenible. Pese a ello y a los avances en las leyes para promover la igualdad de género, en Bolivia se debe reconocer que se ha adelantado significativamente, pero no es para levantar los brazos, hay todavía mucho por hacer; se debe abordar la violencia contra las mujeres y las niñas sobre todo en la matricula educativa, en la fuerza laboral, en el acceso libre de las mujeres a los métodos anticonceptivos y la representación femenina en los órganos legislativos.

En el tema legislativo se hizo en Bolivia un buen intento de equilibrio entre hombres y mujeres, pero luego declinó esta justa intención ante la manida acción egoísta de la política. Se puede transformar el escenario político en positivo con la acción empoderada de las mujeres para beneficio de Bolivia, pues es conocida la habilidad de las mujeres en la administración honesta de los presupuestos y su sensibilidad por el mejoramiento del nivel de vida de los ciudadanos, su proverbial sensibilidad con todos los estratos sociales que conforman una población, sin importar su dimensión, además de su indeclinable voluntad de hacer bien las cosas, pensando y reflexionando previamente antes de la acción y decisión y no erráticamente.

La violencia contra las mujeres es un verdadero cáncer maligno mundial que asume diferentes formas y estados. La mayoría de pobres en el mundo es de mujeres y eso es irrefutablemente una expresión de violencia. Las inequidades persisten en la educación, en la participación laboral, en los salarios, en los ingresos, en la protección social, en el trabajo de cuidados no remunerados y el trabajo doméstico, habiendo mejorado sensiblemente este último punto en Bolivia para las trabajadoras domésticas.

Todavía la desigualdad en la participación en los órganos legislativos, ejecutivos y judiciales, así como en las empresas, es considerable. Para vergüenza de la mayoría de los países no se logró una igualdad sustantiva entre los géneros. Se siente perceptiblemente la necesidad de avanzar rápidamente para anular los sistemas y estructuras de raigambre patriarcal, que sigilosa o abiertamente infravaloran a las mujeres y a las niñas desde hace siglos, sin comprender que se trata del ser más importante de la creación; despojan a las mujeres de la igualdad de derechos y le niegan las oportunidades de realizarse por completo.

De todo ello se infiere, aunque el análisis es breve que, resta mucho por hacer en lo tocante a la plena igualdad de género y a sus derivaciones, que ocasionaran un mundo mejor, justo, equitativo, pacífico y sin exclusiones de cualquier índole.

El autor es abogado corporativo, autor del libro “LA MUJER”.