El Mercado Central de Sucre es el rincón ideal para “desayunar” un mondongo como solo sus caseritas saben hacerlo, con esa sazón especial. “En lugar del mote ¿me puedes servir con esos fideítos?”, le pregunté, señalando a las gordas, relucientes y sabrosas masas moldeadas que exhalaban vapor dentro de una olla de aluminio y que estaban listas para acompañar otro plato. Contra todo pronóstico, la señora no se hizo problema y sonriente accedió a mi pedido, por cerca de media hora me sentí un adulador del popular mondongo. De esa manera, con esa inusitada reforma culinaria comenzaba mi paseo por la ciudad del Sica Sica y el Churuquella…