El presidente del Senado, José Alberto Gonzales, hizo parte de su rendición de cuentas de gestión el ahorro de Bs. 607.111 “por decisión personal”, correspondientes al presupuesto que se le asigna. Dijo que prescindió de los agentes de seguridad, del personal policial de la Cámara Alta, así como de dos vagonetas con un ahorro de Bs. 50.000 en gasolina, del celular y devolución de viáticos. La ejecución presupuestaria alcanzó al 94%. El informe de Diputados señala que su presupuesto 2015 fue de 192 millones de bolivianos y se ejecutó el 84.7%.
Estos números invitan a meditar sobre la fuerte inversión que hace el país en el rubro legislativo y dejan ver la serie de prebendas de las que gozan diputados y senadores, además de pasajes aéreos semanales a sus distritos, viajes, viáticos, acceso sin costo al comedor, doble aguinaldo, etc. Se aprecia que la herencia neoliberal de este Órgano ha sido superada con creces.
Nadie puede explicarse el motivo por el que el presidente del Senado cuenta con 3 o 4 entre “edecanes” y guardaespaldas, dos aparatosas vagonetas, etc., etc. La función legislativa es la menos conflictiva para suponer semejante custodia personal, como que nadie atentó contra el señor Gonzales. De similar aparato debe disponer la presidenta de Diputados y, poco más o menos, el séquito de vicepresidentes y secretarios de ambas Cámaras. Se trata sencillamente de un dispendio innecesario. Si a nivel legislativo se tiene tanto despliegue burocrático, podemos imaginar lo monstruoso que ocurrirá alrededor de la presidencia del Estado, de los ministros y del resto de la jerarquía burocrática del Órgano Ejecutivo. No en vano la burocracia del aparato estatal se ha cuadriplicado desde el año 2006 a esta parte.
La proclamada austeridad solo existe en el discurso, mientras las cinco fronteras se encuentran huérfanas de toda presencia del Estado Plurinacional, campeando la delincuencia, el narcotráfico y el contrabando. Inclusive los hitos fronterizos son movidos por voluntad extranjera, en medio de frecuentes denuncias. La falta de personal en muchas tareas públicas se hace visible, inclusive a nivel municipal. Es una falencia endémica, fruto de la falta de visión realista de las autoridades, pero los órganos Ejecutivo y Legislativo albergan muchas manos ociosas.
Estos datos muestran cuál es el verdadero destino de la bonanza que empieza a menguar. Si los legisladores fueran verdaderos “padres de la Patria”, debieran percibir solamente dietas por sesión asistida, como regía en tiempos no muy remotos, ahorrando millonarios montos que hoy se pierden sin fruto. La diputación y la senaduría deben ser dignidades honoríficas por el enaltecimiento que significan y no meros cargos burocráticos como premio de obsecuencia política.
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