Clepsidra
La sola intención de la dupla gubernamental de perennizarse en el poder, mediante un sui generis referéndum dirigido a que los bolivianos ratifiquemos nuestro afecto o desafecto por S.E., en una suerte de expresión de amor declarativa, como él mismo se ha encargado de reputar a esta próxima campaña electoral, ha abierto una caja de Pandora de donde vienen saliendo todo tipo de espantajos y engendros que amenazan llevar dicha justa al despeñadero.
El primer absurdo de dicho plebiscito es su realización a cuatro años de finalizar el actual período constitucional, lo cual lo torna ridículo, extemporáneo y sobre todo disociador, pues, sin motivo, la población ha comenzado a sufrir la estridencia de las descalificaciones y los insultos, aunque las víctimas a quienes van dirigidos esos improperios sean personajes que, por el momento, están sirviendo a la nación en causas más nobles. Es el caso del Ex presidente Mesa que, de ser el Hombre del Año, por su magnífico desempeño como vocero de la causa marítima, ha pasado de héroe a villano, por el simple hecho de disentir con la consulta, cayendo a través de la boca de S.E. en la vindicta pública, como enviado del Zorro (Sánchez Berzaín), a quien él derrocó para que asuma Evo el mando, y cómplice del perro Petardo, un quiltro que se ha convertido en el símbolo de la campaña por el NO en Potosí.
No contentos con los epítetos, y para satisfacción y beneplácito de las autoridades chilenas, el ministro del trabajo, usurpando funciones del Canciller, ha demandado un “juicio de responsabilidades” contra el vocero de la demanda marítima debido a que éste continúa “evadiendo” una violenta represión que se hizo en su gobierno en contra de una protesta de jubilados en Calamarca. ¡Menos mal que no fue en Chaparina! Lo valores están invertidos, el Ministro de Trabajo habla por el Canciller y posiblemente el de Salud lo haga por el de Hidrocarburos.
A propósito, los sinsentidos no se detienen allí, en el afán de tumbar la catedral para matar al ratón, a las afrentas personales o penurias políticas se han venido a sumar los sinsabores económicos que se reflejan en la caída de los precios del petróleo, como una señal premonitoria y aciaga. Es ahí donde surgen los zalameros y maestros del ditirambo promoviendo una campaña de prensa y propaganda, donde la ficción supera al realismo, y rotulan un periódico oficialista: “…con un petróleo de 10 dólares el barril, el país podría todavía subvenir los gastos del TGN”.
No hace ni un año que, con un desparpajo inconcebible, esas mismas autoridades del sector económico nos comunicaron que ante la caída hasta los 69,05 dólares el barril del precio del petróleo de Texas (WTI), el cual sirve de referente para Bolivia, el Ministerio de Economía había proyectado el Presupuesto General del Estado (PGE) de ese año, fijando el precio del barril de petróleo en 74,6 dólares. Por lo tanto, ¿De dónde entonces surge la mentira de los diez dólares el barril? Si aún pretenden lograr el cariño de su pueblo, ¡detengan la impostura!
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