No muchos estuvieron de acuerdo conmigo hace ocho años cuando en un blog publicado por EVWorld.com (Estados Unidos) y reproducido por Nueva Economía (Bolivia) anuncié por primera vez el advenimiento de un nuevo paradigma tecno-económico en el mundo con el litio como su factor clave.
Como ya he comentado en la versión digital del informe que acaba de publicar The Economist bajo el sugerente título de “Energía limpia: Un metal cada vez más precioso”, la presión que ahora viene por el lado de la demanda ha encontrado a Chile y Bolivia, los dos países con los mayores recursos de litio de la tierra, desprovistos de la capacidad suficiente para cubrir los requerimientos del mercado en el corto plazo. Esto puede explicar la subida del precio actual y perspectivas similares para los próximos años.
Aunque hay un mundo de diferencia entre Chile y Bolivia (en cuanto se refiere al litio), ya que el primer país fue en 2014 el productor número 2 de litio del mundo y el segundo continúa experimentando con sus enormes recursos no explotados, ambos han sido extremadamente lentos para reaccionar a las señales del mercado que hoy son más claras y visibles. El tiempo dirá si Chile puede alcanzar a Australia y recuperar su liderazgo y si Bolivia finalmente logra entrar a tiempo a un mercado efervescente en los años que vienen.
Mientras tanto, una última noticia indica que la Comisión del Cobre de Chile (CODELCO) que controla importantes concesiones de litio en diferentes salares del país trasandino ha decidido recientemente licitar la exploración de litio en el Salar de Maricunga, donde posee el 18% de los recursos y en Pedernales, donde ostenta el 100% de los mismos.
Esto no es ninguna sorpresa en un momento en que los precios internacionales del cobre, el principal producto de exportación de Chile, han alcanzado los niveles más bajos. Pero, es todavía una medida tibia en ausencia de la largamente esperada política nacional de litio, tal como se prevé en el informe final de la Comisión Nacional de Litio entregado por un grupo de expertos a la presidenta Bachelet hace aproximadamente un año.
Del mismo modo, una visita reciente a Bolivia por el Viceministro alemán de Transportes, que ha expresado públicamente el interés de su país en la inversión y cooperación en litio, presenta a primera vista un nuevo conjunto de oportunidades. Parece ser también una continuación del contrato firmado en agosto pasado entre la firma alemana K-UTEC y el Gobierno de Bolivia para trabajar en el diseño de la planta industrial capaz de producir 30.000 toneladas de carbonato de litio hasta 2025, de acuerdo con la Agenda Patriótica a ese mismo año.
Sin embargo, teniendo en cuenta los escasos resultados de una fase piloto que tomó más de siete años, es probable que K-UTEC se esté viendo obligada a empezar desde cero para desarrollar el proceso apropiado a ser ampliado a la fase industrial del proyecto. A pesar de que la participación alemana ofrece nuevas esperanzas para el desarrollo de litio en Bolivia, está lejos de allanar el camino para que nuestro país pueda convertirse en el próximo centro energético del mundo.
* Este artículo constituye una traducción al español del blog publicado bajo el mismo título por primera vez en fecha 15/01/2015 en el sitio web EVWorld.com.
** El autor es analista de la Economía del Litio.
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