Un buen trabajo periodístico de Manfredo Kempff Suárez titulado “El amor del pueblo” (domingo 10-1-16) en el que rememora las ingratitudes demostradas por las “masas” de ocasionales adherentes hacia líderes caídos, hizo recordar algunos acontecimientos pasados en nuestro veleidoso ambiente político.
CAÍDA DEL MNR
En 1964, días antes al 4 de noviembre, cuando un golpe militar alejó del poder al MNR y su jefe don Víctor Paz Estenssoro, numerosos grupos armados de fusiles máuser (de la Guerra del Chaco) salían a las calles de La Paz, muchos a pie y otros en camiones repletos de gente, vitoreando bulliciosamente al partido gobernante (aún) y mostrando grandes retratos del Presidente constitucional. Uno de esos grupos armados, bajando desde la avenida Montes, irrumpió contra el edificio de la UMSA, donde se concentraron centenares de estudiantes opositores. Y así, algo parecido ocurrió en otros sitios.
Ese mismo día, el ejército y la aviación, con la superioridad de su armamento, definieron el conflicto y encumbraron en la presidencia del país a uno de sus jefes militares.
Consumada la caída del MNR, muchos de esos grupos que antes circulaban en camiones de la ciudad apoyando aún al régimen movimientista, fueron vistos vitoreando al nuevo Presidente de facto ante la sorpresa de los pocos transeúntes que se atrevían a observar los acontecimientos.
MELGAREJO Y BELZU
Frente a esos hechos, inmediatamente vino al recuerdo el conocido episodio histórico ocurrido después del sorpresivo asesinato del presidente Belzu y el discurso de Melgarejo: “Belzu ha muerto, ¿quién vive ahora?”. La respuesta de la multitud no se dejó esperar: “¡Viva Melgarejo!”. Algo parecido se desarrolló en la entonces URSS durante la caída de los regímenes socialistas.
INGRATITUD HUMANA
Así ha ocurrido y así ocurre en todo tiempo y en todo lugar del mundo. El comportamiento de las “masas” es movido por muchos aspectos analizados por psicólogos y psicoanalistas; y uno de ellos es el de la subsistencia humana y el de la posible pérdida de su empleo estatal. En la mayoría de los casos, la fidelidad es derrotada por los intereses. Ya lo dijo el filósofo francés Descartes: “En política, solo los intereses son permanentes”.
EN BOLIVIA
No sabemos cómo se desarrollarán los futuros acontecimientos en nuestro país; pero el comentario del escritor Kempff, impregnado de sensatez, obliga al lector a recordar hechos pasados y a meditar muy profundamente.
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