[Alejandro Mallea]

La verdad aunque duela

El fin del mundo, embuste y terror


En distintas épocas, profetas religiosos, clarividentes y fariseos han anunciado el fin del mundo. Lo más llamativo de esas predicciones fue el anuncio de que en Apocalipsis se menciona al dragón o bestia de siete cabezas y diez cuernos, como un agente principal de satanás, representando a maldades, traiciones y pecados del mundo pagano de Roma. Hoy se lo compara con el sistema político mundial, representado por “reyes “o gobiernos políticos que forman grandes imperios de la corrupción” y se suceden unos a otros.

Sin duda, actualmente en el mundo político, debido a la angurria por dinero y poder, los “reyecillos” poseen múltiples cabezas, identificadas como inmoralidad, asesinato, vendetta, odio al enemigo, miseria, narcisismo, tráfico y trata de humanos, contrabando de armas y materias primas, energía nuclear con fines oscuros, terrorismo internacional, proliferación de carteles del narcotráfico, etc.

Los reyecillos del Estado Plurinacional boliviano, emulando lo que dice el Apocalipsis, predican que el mundo en que vivimos está amenazado, que estamos viviendo los últimos días de nuestra existencia porque el 21 de febrero de 2016, “el sol y la luna desaparecerán y los dragones de la economía mundial acabarán con todos los logros alcanzados por la Revolución Socialista, que impera en nuestro territorio hace diez años”. Siempre y cuando en el referéndum de la fecha descrita, el pueblo boliviano tenga la osadía de votar por el NO. A sabiendas que también se avecina el fin de la corrupción.

Antes que esa catástrofe suceda, como un gran favor al ciudadano boliviano, para que se oriente por el SÍ, los mismos jerarcas acuden a la patraña, demostrando que no en vano quieren eternizarse en su reinado a como dé lugar. Por temores fundados, hacen gala de que tienen poder, pero sobre todo dinero. El poder está representado por el uso y abuso de todos los órganos, bienes y servicios públicos y privados. Ejemplos: todos los ministerios del Estado están obligados a divulgar avisos de publicidad política-electoral, resaltando las “grandes virtudes y bondades” que poseen los gobernantes.

Traduciendo los mensajes, en especial los del Ministerio de Finanzas, divulgan que “hace diez años el pueblo vivía en una pocilga, harapiento, con ropa usada, muerto de hambre…”, en cambio con las modernidades y servicios, bonos y otros, donados por dos jefes, “todos podemos bañarnos, los jóvenes tienen trabajo, vivienda propia y coches de lujo, pueden comer y beber a sus anchas porque sus billeteras están que revientan de tanto dinero que el gobierno les otorga”.

Según el Ministerio de Salud, “como prioridad, después de 250 años de frustraciones, solo en la ciudad de La Paz se inaugurará la primera morgue para depositar a los cadáveres en forma decorosa. Para el 2019, en todos los departamentos construirán cientos de hospitales de todos los niveles”. Pero no se sabe si esas infraestructuras serán equipadas adecuadamente y si contarán con la atención de médicos del mismo nivel.

En el Ministerio de Educación, de acuerdo con los avances logrados con la Ley Avelino Siñani, se hace prioridad construir en todo el territorio nacional escuelas modernas en infraestructura y equipamiento aptas para seguir “exportando ciencia y tecnología”. YPFB y ministerios de Hidrocarburos y Minería serían instituciones dedicadas a la “inversión sin medida ni clemencia”. Pero han transcurrido diez años y recién la dupla que nos gobierna está pidiendo asesoría de expertos internacionales para enfrentar la caída de los precios del petróleo y los minerales. “Con la inversión de 12.500 millones de $US hasta el 2019 el país se convertirá el primer país productor de petróleo”, dijeron autoridades.

Algo impresionante, misterioso y nunca visto es que desde hace diez años, autoridades con frecuencia hacen aparecer y desaparecer a delincuentes, narcotraficantes y mucha droga. Según mi modesto entender, esa es la fuente de ingresos económicos que soporta toda la propagandas y publicidad de los postulantes a una reelección indefinida.

Después de tanto engaño, aparece el terror. En propaganda y personalmente declaran: Si el pueblo vota por el NO, “se acabarán todos los bonos”, que regalan los dos magníficos; “los niños y jóvenes ya no tendrán más coliseos, parques, computadoras y canchas con césped sintético”; “para los jóvenes, se acabarán los créditos para viviendas y movilidades”; “los precios de la canasta familiar subirán a los cielos”; “los alteños nunca tendrán plantas de energía nuclear”; “a partir del 2020 los gobernantes serán los karas”, “nunca más habrá otro FONDIOC”. “Si gana el NO, humildemente reconoceremos; uno de ellos se irá al Chapare a seguir su rutina y el otro se dedicará a su matrimonio y sus negocios”…

Los que desean eternizarse en el poder posiblemente ignoran que son considerados corruptos los que aceptan dinero, recompensas o regalos por el otorgamiento o adjudicación de contratos; los que distraen recursos públicos para uso privado o para fines político electorales. Mediante tráfico de influencias, los que usan dinero del pueblo para inducir a fraudes electorales. Olvidan que el impacto de la corrupción se refleja en los campos político, social y económico. En resumen, quien paga las consecuencias es el pueblo.

El autor es docente universitario.

almamaor2003@hotmail.com

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