Educación ciudadana en los medios de comunicación

A menos de un mes de la realización del tan anunciado Referendo Constitucional Aprobatorio, fijado para el domingo 21 de febrero próximo, es oportuno analizar el rol que desempeñan los medios de comunicación en este proceso democrático. No tanto en su obvia función de informar, sino en su delicada e incuestionable tarea de orientar al ciudadano común, desde sus propios recursos y posibilidades que, a decir verdad, no son escasos.

Al implicar este plebiscito un ámbito trascendental como la modificación al Art. 168 de nuestra Carta Magna, que abre la posibilidad a que tanto el Presidente como el Vicepresidente puedan ser reelectos dos veces continuas, era indudable que los medios habrían de privilegiar y recalcar este tema y sus pormenores en sus respectivas agendas informativas.

Pero más allá del afán de los medios de comunicación por reflejar, diariamente, los variados intereses políticos partidarios, posiciones y confrontaciones, insultos y adulaciones de unos y otros; emergen algunos interrogantes desde un enfoque reflexivo: ¿de qué forma los medios contribuyen en la educación cívica del ciudadano durante este proceso?, ¿el elector estará correctamente informado sobre qué se definirá realmente con su voto? y finalmente, entre un enmarañado de mensajes ¿se podrá diferenciar entre información y propaganda?

EDUCACIÓN CÍVICA

Desde una concepción tradicional, la educación cívica solía ser entendida como la transmisión de principios patrióticos en el ámbito formativo del niño o adolescente. No será casualidad entonces, que la actual Ley Educativa Avelino Siñani en su Art. 5 señala la necesidad de “desarrollar una educación cívica, humanística, histórica, cultural, artística y deportiva orientada al ejercicio pleno de deberes derechos ciudadanos”.

Sin embargo, esta tarea ha trascendido las aulas escolares, ya que el ejercicio de estos principios alcanza su mayor preponderancia en la participación activa del ciudadano en distintos procesos o comicios electorales, donde contribuye a decidir el destino de su propio país.

El Instituto Federal Electoral de México expone con claridad que por medio de la educación cívica se informa a la ciudadanía sobre el ejercicio de sus derechos y obligaciones, así como se forma o refuerza una cultura política democrática. Por lo tanto, esta labor formativa también compete a los medios de comunicación, que tienen la misión de informar con veracidad y responsabilidad sobre el verdadero sentido de esta consulta; que al parecer se confunde con una contienda electoral entre quienes apoyan a los actuales mandatarios y quienes están en contra de una continuidad de su gobierno.

No obstante, esta misión podría ser empañada por la influencia de ciertos intereses económicos, ideológicos o de otra índole, que interfieren en el camino de aportar en la educación del ciudadano, para posibilitar que el elector acuda a las urnas suficientemente informado, como una forma de contrarrestar el convertirse en una víctima pasiva de las pretensiones manipuladoras de los frentes políticos.

Nada más oportuno, entonces, que revisar la Declaración de Santiago sobre Democracia y Confianza Ciudadana de la Organización de los Estados Americanos (2003), donde se manifiesta que “la consolidación de la democracia en la región requiere de una cultura basada en principios y valores democráticos profundos y en la vivencia cotidiana de ellos”.

Este documento enfatizaba que estos valores deben fomentarse a través de una educación para la democracia, donde será los medios de comunicación y, por lo tanto, el periodismo, los encargados de contribuir en la orientación cívica del ciudadano, como una forma de retribuir y ser merecedores de su confianza.

INFORMACIÓN Y PODER

Las facilidades tecnológicas de las que gozan actualmente los medios facilitan la recepción de sus mensajes en el público receptor; quien lee, escucha y mira todo aquello que los medios de comunicación definen emitir o bien limitar; generándose un vínculo de familiaridad y cercanía.

En este sendero hacia el Referendo Constitucional futuro, se advierte un torrente de mensajes en los distintos medios masivos de comunicación, con diversos matices y formatos: noticias, comentarios, entrevistas, denuncias, entre otros tantos. En toda esta vorágine mediática, cuesta diferenciar cuáles son los límites entre informar y contribuir a la emisión de propaganda política y electoral.

Al ser la propaganda una forma de comunicación persuasiva que no sólo busca la divulgación de ideas; sino también el convencimiento del elector, quien si menos conoce o más confundido está, se convierte en un firme candidato para la obtención del voto fácil.

El Premio Nobel de la Paz 2001, Kofi Annan, afirmó que “el conocimiento es poder, la información es libertadora”, además hizo alusión a que la educación es la premisa del progreso en toda sociedad. Entonces los medios y el periodismo podrán contribuir a ese asunción de poder para elegir en libertad y en resguardo de una verdadera democracia.

La autora es comunicadora

y docente universitaria.