El año 2015, los amantes de la música clásica fuimos regalados con magnífica programación.
Son destacables, entre otros, el concierto del solista finlandés Petteri Livomen, en homenaje a los 150 años de Jean Sibelius que nos ofreció su concierto para violín y orquesta en re menor, Op. 47, un verdadero acontecimiento con que el Centro Sinfónico Nacional se ha engalanado. Otra presentación fue de Música de Maestros con la Orquesta Sinfónica Nacional, dirigidos por el maestro Willy Posadas con obras nacionales en un ensamble muy reconocido.
Bolivia Clásica ofreció varios eventos dirigidos por Armando Vera Woudstra.
El Réquiem de Mozart en el Centro Sinfónico, con la Orquesta Sinfónica Nacional y la Sociedad Coral Boliviana se lucieron impecables el 18 y 19 de noviembre bajo la segura y serena dirección de Mauricio Otazo Fajalde. Esta composición inconclusa de Mozart, de una majestuosidad y solemnidad que nos emociona en cada movimiento, eleva y comprime el espíritu. Es difícil expresar la inconmensurable belleza de esta obra sacra, profana y celestial, grave y esplendorosa al mismo tiempo.
Pero el acontecimiento central fue el concierto dado en el Teatro Municipal, el 10 de diciembre, que tuvo, además, varias connotaciones: la incomparable interpretación de la pianista Ana María Vera, en el estreno del concierto para piano y orquesta de cámara de Alberto Villalpando, compuesto en honor de ella. La Orquesta de Cámara Juvenil preparada dentro del Proyecto Bolivia Clásica por su Director Armando Vera Woudstra, en esa ocasión dirigida por el Director invitado Cergio Prudencio, demostraron que en La Paz, se están realizando conciertos de un nivel superior que merecieron el aplauso del nutrido auditorio que colmó el Teatro.
Las composiciones de Villalpando, magnífico compositor nacional de corte modernista requieren, sin duda, ser escuchadas varias veces para ser asimiladas en todo su mérito; esto ocurre comúnmente con los nuevos autores. Pero las interpretaciones magistrales de Ana María Vera fueron perfectas y siempre entusiasmaron desde su primera presentación en el Teatro Municipal a sus 8 años, que como últimamente transportaron al auditorio a un apasionado frenesí de admiración y arrobamiento, que fue gratificado por la virtuosa con una pieza adicional.
A más de su extraordinario talento artístico, debemos admirar en Ana María Vera la grandeza de su desprendimiento para ayudar a la difusión de la música clásica en Bolivia y en este su afán ha formado la Fundación Bolivia Clásica, junto con su hermano Armando, que tiene como objetivo la formación musical de nuevos talentos bolivianos, trayendo profesores extranjeros que entregan el valioso aporte de su virtuosismo en la ejecución de varios instrumentos, quienes merecen también el reconocimiento de nuestro público. Tanto esfuerzo en este noble fin de propagar la música clásica que es universal, como la difusión de nuestro folclore tiene también importancia, pero en un ámbito más particular.
Creemos que vivimos en Bolivia un momento estelar; pues aparecen orquestas y grupos musicales y lo sorprendente es que surgen como estelas fulgurantes jovencitos, casi niños, que destacan en su instrumento y tienen la fortuna de recibir clases magistrales que vienen por el esfuerzo y sacrificio de la Fundación Bolivia Clásica, grande emprendimiento que el pueblo boliviano debe conocer, admirar y emular.
En Bolivia se vive momentos estelares en la difusión y apreciación de la música clásica, lo que debe ser aprovechado por las autoridades para estimular con decisión este fenómeno.
Solo así se descubre y forma los talentos del país, donde están apareciendo grupos orquestales, corales y vocales en La Paz, Cochabamba, Santa Cruz, Tarija y otros sitios, con resultados óptimos.
Pero paralelamente a este afloramiento, se ha lamentado el anuncio de las autoridades del alejamiento del Director de la Orquesta Sinfónica Nacional, el maestro Mauricio Otazo Fajalde, destacado músico graduado en universidades alemanas, donde ha dirigido orquestas con éxito.
Sin duda que el nivel obtenido por el Centro Sinfónico Nacional se ha debido a la dirección de destacados músicos como el maestro Otazo, que desde 2013 ha elevado a un grado de prestigio a nuestra principal orquesta sinfónica, y cuando es sabido que el prestigio de las grandes orquestas del mundo están ligadas a la personalidad y lustre de sus directores.
Auguramos que en el presente año, nuestra orquesta sinfónica no decaiga y continúe por esa escala ascendente con que está brillando.
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