Tráfico de marfil acaba con la fauna
• En África ha descendido la matanza porque hay poco para exterminar
Ginebra.- Mozambique y Tanzania han perdido la mitad de su población de elefantes en los últimos seis años a causa del tráfico ilegal de marfil, por lo que desde Naciones Unidas se les ha pedido que tomen medidas rotundas contra esa caza furtiva.
Según explicó a Efe el portavoz y analista de comercio del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), Colman O’Criodain, estos dos países africanos están bajo el punto de mira de Naciones Unidas por no haber progresado en su legislación nacional en los últimos dos años.
INSUFICIENCIA LEGAL
El Comité permanente de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Salvajes de Fauna y Flora (CITES) se reunió recientemente en Ginebra para determinar los progresos en la legislación de los países implicados con la caza y comercio de marfil.
Mozambique es uno de los países con mayor caza de elefantes y rinocerontes, y a pesar de haber modificado sus leyes sobre los animales salvajes, “por la caza de alguno de estos ejemplares las penas son tan sólo de una pequeña multa”, indicó O’Criodain.
En Tanzania, la situación es algo diferente, puesto que aunque el país sí que ha modificado su legislación, la isla de Zanzíbar -con leyes independientes pese a pertenecer al país- funciona como “agujero legal” en el comercio de objetos y animales salvajes.
“La situación en Zanzíbar no ha progresado desde el último comité en junio. Tanzania debería controlar todo aquello que pasa por la isla, además de mejorar la presencia en el terreno”, explicó O’Criodain.
En África, la caza furtiva de elefantes ha descendido poco a poco desde el punto álgido que alcanzó en 2011, aun así, cerca de 30.000 paquidermos son asesinados cada año en el continente por los traficantes de marfil.
POCO PARA CAZAR
Los expertos creen que este descenso está directamente relacionado con la disminución de la población de elefantes en algunas partes de África, como es el caso de Tanzania y Mozambique, donde al menos 500 elefantes han sido abatidos en los últimos tres años.
Por otro lado, según datos de WWF, en Namibia en 2015 se cazó de forma ilegal 80 rinocerontes, mientras que en Sudáfrica, también en 2015, se mataron 1.000 ejemplares de rinocerontes por tercer año consecutivo.
El comercio ilegal se extiende hasta Asia, donde tanto los colmillos de elefantes como los cuernos de rinocerontes se utilizan en la medicina tradicional o como elementos de lujo.
Vietnam y Tailandia son dos de los países donde el marfil se cotiza al alza y cuentan con los mercados más importantes del sudeste asiático.
Ambos países han llevado a cabo progresos en los últimos años, aun así, desde CITES se les exigió una mayor implicación para revertir esta situación y evitar sanciones.
Parte de la problemática reside en que las autoridades “todavía tienen dificultades para diferenciar entre el marfil de ámbito doméstico y el de origen ilegal”, explicó O’Criodain.
Además, el control del tráfico ilegal a pie de calle en estos países es difícil puesto que en muchas ocasiones los vendedores alegan que la mercancía es falsa, como ocurre específicamente en el caso de los cuernos de rinoceronte. (EFE)
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