Falencias de dos compañías del gigante asiático
• En Bolivia, la inversión china aterrizó ya, las empresas chinas llegaron a participar de proyectos de infraestructura, telecomunicaciones y estaría en trance de hacerlo en la siderurgia
La crisis económica mundial obligó a las empresas chinas y al Gobierno a elaborar un plan maestro para aumentar su presencia a nivel internacional e incursionar en sectores estratégicos. El año pasado, el primer ministro de China, Li Keqiang, realizó una visita a Brasil, Colombia, Perú y Chile, con el objetivo de afianzar los lazos comerciales y de integración entre la región y el país asiático. El objetivo busca aumentar el comercio y la inversión china.
Hubo ofrecimiento de financiar el tren bioceánico y el túnel bioceánico; también ofreció crear un fondo de 30.000 millones de dólares, para financiar proyectos en la región; y la apuesta va para aumentar el comercio bilateral en 500 mil millones y las inversiones chinas en 250 mil millones de dólares.
En Bolivia, la inversión de China aterrizó ya, sus empresas estatales están participando en proyectos de infraestructura, telecomunicaciones y recientemente de la metalurgia. Sin embargo, en el camino, algunas compañías del país asiático tienen problemas con las obras que adjudicó el Gobierno a las empresas Ralway y Camce.
El ministro de Obras Públicas, Servicios y Vivienda, Milton Claros, en la rendición de cuentas de su Despacho, en la gestión 2015, dijo que las empresas Ralway y Camce Engenieering demoraron las obras que se adjudicaron para la ejecución del proyectado ferrocarril Montero-Bulo Bulo, en el departamento de Santa Cruz.
Por tal circunstancia, el Gobierno rescindió el contrato con Ralway a principios de 2015, mientras que con Camce Engenieering el contrato está en fase de disolución.
La construcción de dicha ferrovía fue dividida en tres fases. El tramo I, entre Montero-Río Yapacani, de 93 kilómetros, fue adjudicado a Camce; mientras que la Fase II, Río Yapacaní-Bulo Bulo, de 56 kms, se encomendó a Ralway.
MUTÚN
Ahora, el Gobierno adjudica a otra empresa china el proyecto del Mutún, a Sinosteel que, de acuerdo a distintos medios de prensa internacionales, la estabilidad de la compañía está en duda y más bien tendría problemas financieros.
De acuerdo a declaraciones del gerente general de Henan, Pavel Aracena, realizada a medios de prensa nacional, la presencia de la Sinosteel en Bolivia apunta a mejorar su imagen ante sus acreedores, similar a lo que hizo la Jindal, que al adjudicarse el contrato provocó que sus acciones se valoricen; la inversión suma más de 400 millones de dólares, monto que correspondería a un crédito que otorga China a Bolivia.
Los miembros del directorio señalaron que antes de firmar el contrato, la empresa china deberá demostrar su capacidad financiera, además indicaron que como el acuerdo es de gobierno a gobierno, el banco estatal chino Eximbank no autorizará el desembolso sí la compañía tiene problemas financieros.
En ese marco, antes de la rúbrica del contrato, la compañía china deberá demostrar su capacidad financiera y técnica.
Como se recordará, el vicepresidente Álvaro García Linera anunció que la firma del contrato se realizará el 12 de febrero, en la localidad de Puerto Suárez, Santa Cruz.
INVERSIÓN CHINA
EN BOLIVIA
De acuerdo al medio digital el País de España, las empresas chinas ejecutan en Bolivia caminos y plantas industriales por alrededor de 2.000 millones de dólares, un equivalente del 6% del PIB del país. Esta cifra se convertirá en 9.500 millones de dólares, cuando se haga efectivo el préstamo obtenido por Bolivia en el China EximBank, que el Gobierno solo puede gastar, a través de empresas de esta nacionalidad.
En los últimos años, el principal acreedor bilateral de Bolivia llegó a ser China, con alrededor de 900 millones de dólares, pero con el préstamo de 7.500 millones de dólares, la cifra subirá a más de 8.000 millones de dólares.
EN SILENCIO,
CHINA SE EXPANDE
Mientras tanto, sin que el mundo haga conciencia de que China –con su “capitalismo de Estado”– está invadiendo los mercados internacionales, principalmente el occidental, señala la periodista Lilia Santana Moreno, en el diario digital La Gran Época, cuyo artículo se titula: “En silencio, China se expande y apropia de la riqueza de los países”.
Juan Pablo Cardenal, periodista y escritor español, que por 10 años fue corresponsal extranjero en China y Hong Kong, y luego se dedicó a seguir de cerca la “huella china” por el mundo, explica en una entrevista con el portal Infobae, que el régimen chino comenzó a expandirse por necesidad estratégica: primero, compraba materias primas, pero luego –a partir de la crisis europea– fue por tecnología y activos estratégicos.
Hizo negociaciones con Portugal, después extendió sus intereses en las eléctricas de Italia, en Francia negoció con la empresa de satélites Eutelsat y en el Reino Unido se introdujo tanto en el mercado de las utilities, como en la compañía de aguas y hasta en el aeropuerto de Heathrow (Londres), entre tantos otros casos del viejo continente.
De esta forma, los países europeos –influenciados por los dragones asiáticos y preocupados por sus crisis económicas y la forma de recobrarse de ellas– vieron en China un camino de recuperación, agrega Cardenal.
“No están priorizando aspectos que tienen un riesgo, empezando por el capitalismo de Estado que practica China en su expansión internacional y continuando por lo que yo entiendo que es una claudicación de la defensa de los derechos humanos”, advierte el especialista. “Nadie se está preguntando, al menos no públicamente, quién es el inversor chino”, anota.
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