Javier González Sánchez
Una jeringa absorbente que nació para uso militar puede absorber hasta medio litro de sangre en 15 segundos. Igual que este invento, llamado Xstat, muchos otros inventos que nacieron en el mundo militar o en época de guerra han expandido su uso al ámbito cotidiano e incluso consiguen salvar vidas.
Xstat es una jeringa llena de pequeñas esponjas esterilizadas que se hinchan en contacto con el líquido y permite taponar la herida y detener la hemorragia. En Estados Unidos mueren al año 33.000 por herida de bala y 11.000 por homicidio, según la lainformación.com. La hemorragia es la causa del 40% de estas muertes y casi un 50% fallece antes de llegar al hospital.
La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos, FDA, por sus siglas en inglés, permite su uso en ambulancias y hospitales desde el 28 de diciembre de 2015. Xstat supone un cambio y una esperanza de salvar muchas vidas; sobre todo en zonas estadounidenses donde los conflictos y las batallas entre bandas generan una gran cantidad de heridos por bala casi a diario.
Las ecografías o ultrasonidos son un ejemplo de cómo un descubrimiento que nació para detectar submarinos enemigos en la Primera Guerra Mundial puede llegar a salvar la vida a un bebé nonato detectando problemas o malformaciones.
La comida enlatada fue desarrollada por Nicolás Appert en 1809 como medio para conservar los alimentos del ejército y la marina en tiempos de guerra. La comida enlatada se encuentra al alcance de todos y es uno de los recursos más importantes para sobrevivir a catástrofes naturales como terremotos o tornados. El sistema de posicionamiento global o GPS no sólo es útil para encontrar un restaurante escondido o volver a casa por el camino más corto, también permite la localización por satélite en caso de un accidente en la carretera. El primero se desarrolló en 1957, días después del lanzamiento del Sputnik, el primer satélite artificial.
La energía nuclear genera el 10% de la energía global y se considera una de las alternativas a los combustibles fósiles junto con las energías renovables. Poco después de su descubrimiento la energía nuclear se utilizó para crear una de las armas más mortíferas que ha diseñado el ser humano, la bomba atómica. En los bombardeos a las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki en 1945, las bombas atómicas acabaron con la vida de 250.000 personas, la mitad por exposición directa a la explosión y el resto por efectos secundarios de la radiación.
Setenta años después la energía nuclear no sólo ha perdido su sentido militar sino que ha permitido salvar vidas. Aunque aún persisten muchas dudas sobre lo peligrosa que puede llegar a ser. Un estudio de la NASA informa que el uso de energía nuclear ha evitado cerca de dos millones de muertes en el mundo y podría salvar siete millones de vidas en las próximas décadas. Este estudio señala que la energía nuclear evita la emisión a la atmósfera de gases de efectos invernadero que son los causantes del calentamiento global y de enfermedades que son consecuencia de la contaminación.
La maquinilla de afeitar, la gabardina, la medicina de urgencia, el estudio espacial o incluso Internet, nacieron para ser empleados en operaciones militares, pero hoy en día nadie recuerda la historia de muerte y destrucción que hay detrás de estos objetos. Algo tan común y a lo que se da tan poca importancia nació entre bombas y metralletas, puede que para acabar con la vida de otros seres humanos.
El autor es periodista.
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