Oposición con figuras desgastadas

La ciudadanía, juez incomparable, está calibrando y calificando a posibles figuras de oposición al actual gobierno socialista y neo popular, para posibles confrontaciones electorales y lo que se ve y siente no es halagador en el campo político del país. Nuevamente, después de muchos años, se vuelve a poner en el tapete político a personajes desgastados, que ya actuaron en el pasado y que en su momento no colmaron las expectativas del pueblo boliviano.

Lamentablemente, seguimos viendo a personajes del MIR, MNR, PDC e inclusive a ex falangistas, partidos que tuvieron su cuarto de hora para demostrar verdades, sin embargo mostraron inoperancia en programas de gobierno, fallando en apoyar a las clases humildes y necesitadas que tanto buscaban líderes que atendieran las grandes necesidades que constantemente enfrentan. Ellos no precisan de la corrupción para satisfacer sus necesidades, porque son ciudadanos pobres, pero honestos.

Para la nueva Bolivia, que tiene que existir tarde o temprano, se necesita líderes jóvenes y honestos, con preparación para afrontar los permanentes problemas del mundo, como son el hambre y la miseria. La ciudadanía espera ver caras nuevas y no políticos avezados, personas que sean una esperanza para el pueblo y no líderes corrompidos y desgastados de anteriores gobiernos y el actual, que basan su accionar solo en el dinero que circula a su alrededor. Los miles de ciudadanos que no pertenecen a agrupaciones políticas están cansados de ellos, porque siempre los buscan y miran por intereses ajenos a mejorar condiciones de vida, crear fuentes de trabajo y brindar seguridad, que no dependan de su militancia o adhesión forzada, sino por principios sanos y desinteresados.

La opinión pública espera con optimismo que aparezcan líderes que hagan confiar en partidos políticos nuevos, que luchen desinteresadamente por mejores condiciones de vida y unidad entre los bolivianos, por principios y acciones. El referéndum que se avecina será una dura prueba para los bolivianos, ya que no se debería plantear una reforma de la Constitución Política del Estado para satisfacer un afán desesperado de perpetuarse en el poder. Eso se llama anatema político, que no está contemplado en el civismo de los ciudadanos y va en contra de los principios de la democracia, porque todos somos alterables, que es un principio universal que nos rige a todos por igual, practicado por una gran mayoría de los países del mundo, y Bolivia no puede ser la excepción.

El autor es Profesor Emérito y ex Decano de Odontología UMSA.